Quiere mostrarse exquisita, y lo consigue en su ambientación, banda sonora... tal vez vestuario; y eso mismo es lo que, al tiempo, la hace artificial.

La dirección de Ridley Scott se ofrece distante y fría, como si el valor de la propia película fuese suficiente y tomar distancia agregase algo que yo, como espectador no percibo.

Es un producto bien calibrado para gustar, pero jamás conseguirá emocionar. A quienes gozan con personajes tan bien diseñados y ajenos a una realidad que nos llega lejana, les diré que los guerreros se manchan, las mujeres no mantenían ese cuidado aspecto en la Edad Media...

La arficiosidad se ha apoderado del conjunto y así nos llega: Muy distinta a las auténticas batallas de aquellas cruentas cruzadas medievales.