Inexplicable, a mi entender, éxito del cana SyFy (donde ya van por la segunda temporada), que nos sumerge en un interminable almacén donde el gobierno de los Estados Unidos atesora cientos de artefactos fuera de lo normal desde hace décadas (con un "sospechoso" parecido con el que guardaba el arca de la alianza en el primer Indiana Jones), que los protagonistas deben cuidar y completar, en la típica historia inacabable de "a ver qué encontramos hoy".
Tenemos el sabio antisocial (Saul Rubinek), y la parejita habitual, compuesta por chica-seria y competente (Joanne Kelly, a quien ya vimos de secundaria en series como Dresden o Castle) y el atlético-graciosillo con pseudoproblemas internos (Eddie McClintock, con apariciones en Bones). Añadidos: una pareja de hermanos "satélite" donde encontramos a A.Scagliotti en un personaje cuanto menos, de repelenta niña-vicente, y una jefa de ojos saltones (CCH.Pounder)con "grande misterio misterioso".
McClintock actúa (aunque muchísimo más histriónico y con menos materia gris) de forma tan similar a D.Bonearaz en Bones, que a veces uno tiene que parpadear para cerciorarse que no está viendo la serie equivocada. Su compañera hace lo que puede.
La historia de partida es un tanto simple, pero podría ser interesante. El problema es que todo falla por algún lado, sin saber exactamente por donde porque es un cúmulo de cosas: ni la pareja de tortolitos enfrentados tiene la más mínima química, ni los desarrollos son convincentes, ni uno se entera realmente de la "enjundia" misteriosa de los objetos más allá de alguna breve mención (en plan ooooh, la pluma de Poe, oooooh, y fin), ni acaba de convencer cómo los personajes llegan a las conclusiones que llegan, salvo que estén inspirados por la divina providencia o también ellos sean objetos raritos y clarividentes. De este modo, el capítulo avanza sin que nos importe demasiado qué sucede, porqué y cómo van a acabar nuestros chicos/as.
Démosle en todo caso, la confianza de que mejore según lleguen más capítulos, ya que tiene "tanto éxito". Pero no sé, no sé ...