Un pequeño clásico del creador de serie B Roger Corman y que tuvo un segundo aliento en los 80, cuando sirvió de base para un magnífico musical por todos añorado, con auténticos temazos. A su vez, fue adaptado al cine por Frank Oz. Es inevitable comparar el original y el musical. Y se ve que toda la locura irreverente del musical ya estaba en el filme de Corman. Tenemos a Seymour, el dependiente cortito, a Audrey, la dependiente de buen ver pero muy inocente, el dueño de la floristeria, a Muschnik, que recuerda poderosamente al Señor Cangrejo de " Bob Esponja", un explotador de trabajadores y siempre mirando el dólar y todos aquellos secundarios como el dentista sádico y el paciente masoquista, interpretado por un jovencísimo Jack Nicholson. Pero es que este filme es aún más exagerado y loco, con otros personajes como el comedor de flores, encarnado por el añorado Dick Miller, el talismán de Joe Dante, los policías, o la vecina que siempre tiene entierros, entre otros.

Si el guión de por sí ya es afortunado, la interpretación le va a la zaga; todos están brillantes, desde el dueño de la floristería al actor que encarna a Seymour, con unos movimientos y gesticulación que recuerdan, en ocasiones, al cine mudo.

Si que cambia el final, en relación con el musical. Sin duda, esta es una de las películas que ayudó a construir la leyenda de Roger Corman, un cineasta muy irregular, con auténticos bodrios que no merecen reconocimiento y pequeñas joyas como ésta.