La señora Morales es una beata amargada, melindrosa, posesiva y llena de manías que atormenta a su marido, un taxidermista y embalsamador bastante jovial, para luego echarle en cara que no parece sentirse feliz con ella, y por si eso fuera poco le mete cada dos por tres en casa a un cura metomentodo y una recua de cuzas de sacristía a las que malmete contra su pobre marido. Él aguanta y aguanta como puede, pero claro, tanto aguantar...

Esa es la historia que nos cuenta "El esqueleto de la señora Morales", y la cuenta con brío, con diálogos maravillosamente ácidos, con toques de intriga y sobre todo con un humor más negro que los cojones de un grillo que probablemente no te hará reír a carcajada limpia pero a mí personalmente me tuvo toda la película con una sonrisa maliciosa en los labios. A ello contribuyeron también las excelentes interpretaciones no solo de Arturo de Córdova y Amparo Rivelles, que bordan sus respectivos papeles, sino también de los que interpretan a personajes como el cura tocapelotas y voceras (español para más señas), la beata con problemas de incontinencia o el concuñado meticón.

Resultará, supongo, misógina para los criterios actuales...pero es tremendamente divertida y de paso le tira algún que otro dardo a la religión y a la hipocresía social, lo que no está de más tampoco.