A veces la búsqueda de la verdad, puede resultar debastador, en ocasiones el pasado es mejor no removerlo, y vivir felizmente engañado.
He visto que Rosales sigue muy fiel a su línea de sus últimas tres películas, esa manera tan peculiar de encuadrar desde un segundo plano, evitar en una conversación, el típico plano contra plano, con un un simple barrido y lo último que más me atrapa de él en todas sus historias es la naturalidad de los personajes, siempre les deja muy a su aire e incluso improvisar para crear una situación totalmente creíble, la historia está muy bien buscada, me ha gustado la manera de contarla sin ser cronológica, y sin ahondar en las situaciones más críticas