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Voto de mkchan:
10
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14.844
Ciencia ficción. Drama. Intriga
En un lugar de Rusia llamado "La Zona", hace algunos años se estrelló un meteorito. A pesar de que el acceso a este lugar está prohibido, los "stalkers" se dedican a guiar a quienes se atreven a aventurarse en este inquietante paraje. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2011
36 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
La imagen de Tarkovsky y su compromiso con su ética artística no se trata en ningún caso de taxonomía ni mucho menos un simple ejercicio de estilo a la espera de una interpretación. El Cine tiene sus propias posibilidades inherentes que no son menores que las de otras artes con más tradición. Presentar de forma elaborada, clara y sin ambages ese valor positivo superior del que vive el hombre y su alma, y asimismo lo inalcanzable de la verdad última, la conciencia atormentada en cuanto su comportamiento es contrario a sus valores morales. Lleno de una bruma magnética, es algo que podemos experimentar cuando vemos sus películas. En Stalker reside una abundante y minuciosa exaltación de lo metafórico. Obra de amplio eco, cuya estructura tiene un poder de resonancia difícilmente imaginable.
El Hombre, es como un ser en tránsito y como tal se observa; el viaje en el cual se realiza el camino es casi siempre una experiencia de contemplación, que independientemente del ritmo tiene lugar en un tiempo expectante, ávido por captar de forma más lúcida la realidad, el entendimiento del alma. Una incesante lucha por superar la falta de esperanza y fe. Su finalidad, inexistente.
El Tiempo, fijado con precisión, que como expresión de un mundo imprevisible y ajeno a la voluntad, ejerce una presión devastadora sobre nuestros propósitos y nuestras ilusiones, se convierte de forma inesperada en el aliado del fondo. Con el tiempo, el mundo es otro y el alma acusa la impronta de toda esa desviación; en el diálogo que ambos mantienen y en su problemática relación nos es dado observar la naturaleza mudable, fluida y en constante transformación de ese camino trazado en la superficie, mudable, metamórfico.
La ciencia-ficción no es sino un punto de partida táctico, útil para ayudarnos a destacar aún más gráficamente el conflicto moral y humano, algo que ya ocurría, en menor medida, en Solaris. El elemento visual está lleno de posibilidades de derivación. Haciendo uso de una rica textura maestra que, encarnada en la luz, transmuta en claridad y sombras, confusión o nitidez: la escena misma y todo cuanto en ella perciben nuestros ojos alumbra distintamente un espesor, un vacio, una trama incidental o un relieve con identidad. Urdida en el tapiz de un exterior mudable y a menudo hostil, que es necesario atravesar para llevar al término la empresa, terminará en la Habitación, que constituye el eslabón de referencia orgánico en virtud del cual se adecúa la jornada de camino. El universo fílmico es retratado como un lugar inmensamente sórdido, sucio y decrépito; despoblado, sin encanto aparente, en el que deambulan seres solitarios y apáticos. El agua y el barro, el edificio y la ruina, artefacto y óxido... una inevitable eufonía entre objeto y cromatismo. Se filtra también sofocante e invisible peligro, una mágica presencia que nos acecha. Lo prohibido guarda una relación de sinonimia con lo misterioso.
El Hombre, es como un ser en tránsito y como tal se observa; el viaje en el cual se realiza el camino es casi siempre una experiencia de contemplación, que independientemente del ritmo tiene lugar en un tiempo expectante, ávido por captar de forma más lúcida la realidad, el entendimiento del alma. Una incesante lucha por superar la falta de esperanza y fe. Su finalidad, inexistente.
El Tiempo, fijado con precisión, que como expresión de un mundo imprevisible y ajeno a la voluntad, ejerce una presión devastadora sobre nuestros propósitos y nuestras ilusiones, se convierte de forma inesperada en el aliado del fondo. Con el tiempo, el mundo es otro y el alma acusa la impronta de toda esa desviación; en el diálogo que ambos mantienen y en su problemática relación nos es dado observar la naturaleza mudable, fluida y en constante transformación de ese camino trazado en la superficie, mudable, metamórfico.
La ciencia-ficción no es sino un punto de partida táctico, útil para ayudarnos a destacar aún más gráficamente el conflicto moral y humano, algo que ya ocurría, en menor medida, en Solaris. El elemento visual está lleno de posibilidades de derivación. Haciendo uso de una rica textura maestra que, encarnada en la luz, transmuta en claridad y sombras, confusión o nitidez: la escena misma y todo cuanto en ella perciben nuestros ojos alumbra distintamente un espesor, un vacio, una trama incidental o un relieve con identidad. Urdida en el tapiz de un exterior mudable y a menudo hostil, que es necesario atravesar para llevar al término la empresa, terminará en la Habitación, que constituye el eslabón de referencia orgánico en virtud del cual se adecúa la jornada de camino. El universo fílmico es retratado como un lugar inmensamente sórdido, sucio y decrépito; despoblado, sin encanto aparente, en el que deambulan seres solitarios y apáticos. El agua y el barro, el edificio y la ruina, artefacto y óxido... una inevitable eufonía entre objeto y cromatismo. Se filtra también sofocante e invisible peligro, una mágica presencia que nos acecha. Lo prohibido guarda una relación de sinonimia con lo misterioso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Despojados de su particularidad, personajes y lugares se convierten poco menos que en signos, señalizaciones, nodos de incierto anclaje en el universo representativo que fluctúa y se despliega alegóricamente ajeno a toda definición directa; personas y escenarios tienen a aludir a actitudes, puntos de vista, valores morales o éticos, a la evocación de un contexto más que a dar razón de circunstancias precisas. El uso de apodos cumple así una finalidad doble: introduce los matices de fábula y parábola y diluye el personalismo en un juego de fuerzas que incide emocionalmente sobre el espectador y cuya armonía de conjunto presente una imagen mucho más global del ser humano. Incluso se elimina prácticamente cualquier contextualización externa o referencia clara al pasado. Se erigen como estados psicológicos-filosóficos definidos por lo que dicen o callan a lo largo de la jornada de viaje, por la forma en la que reaccionan (o mejor dicho, la forma en la que interactúan con la Zona). Los protagonistas de la película son por tanto: la vocación, el valor de la Verdad y la fe. La creación, el pragmatismo materialista y su desorientación, el relativismo contemporáneo. La técnica, el escepticismo científico, el resentimiento y su pesimismo final. Por supuesto, la Zona como tránsito modificará de diversas formas esos valores iniciales. Finalizando en el umbral del a habitación espejo definitivo del alma humana en cuanto a que reflejará el deseo más deseado, de inevitable autenticidad y precisamente por ello temido por aquel que "mira" la puerta, introspectiva total causante de la conclusión, "el más íntimo y atormentado deseo".
Los personajes del film son gérmenes que se han abierto paso en la tierra como lo hacen con su destino. Su flor sufriente los trunca y el aroma resultante nos conduce a parajes llenos de belleza y melancolía. Sus conflictos, emociones, aspiraciones, su aprendizaje, el camino escogido y los cambios como agente-consecuente representan al fin, en conjunto, el drama inter-subjetivo existencialista del ser humano. La conciencia en su propio valor, la capacidad de distinguir lo substancial de lo accidental, un acto de Fe. La Zona, "un mensaje a la humanidad o un regalo", un milagro extraordinario.
Stalker es una película hermosa y rebosante tanto de contenido filosófico como de valores artísticos, respetuosa en extremo para con los sentidos, las emociones y la inteligencia del espectador que tendrá que estar dispuesto a entre otras cosas, a transcender en el camino, vagar en la esperanza, reconocer la Fe y escuchar la voz del agua. Su poderosa inquietud, la espiritualidad más inherente a la condición humana, su humilde y sincero pudor, un ritmo sosegado que dilata el valor de nuestra atención, la belleza de su imagen y su composición ocre, los objetos que construyen los sueños, las convulsiones de la Creatividad, el valor del Tiempo ... todo ello sellado en una película.
Los personajes del film son gérmenes que se han abierto paso en la tierra como lo hacen con su destino. Su flor sufriente los trunca y el aroma resultante nos conduce a parajes llenos de belleza y melancolía. Sus conflictos, emociones, aspiraciones, su aprendizaje, el camino escogido y los cambios como agente-consecuente representan al fin, en conjunto, el drama inter-subjetivo existencialista del ser humano. La conciencia en su propio valor, la capacidad de distinguir lo substancial de lo accidental, un acto de Fe. La Zona, "un mensaje a la humanidad o un regalo", un milagro extraordinario.
Stalker es una película hermosa y rebosante tanto de contenido filosófico como de valores artísticos, respetuosa en extremo para con los sentidos, las emociones y la inteligencia del espectador que tendrá que estar dispuesto a entre otras cosas, a transcender en el camino, vagar en la esperanza, reconocer la Fe y escuchar la voz del agua. Su poderosa inquietud, la espiritualidad más inherente a la condición humana, su humilde y sincero pudor, un ritmo sosegado que dilata el valor de nuestra atención, la belleza de su imagen y su composición ocre, los objetos que construyen los sueños, las convulsiones de la Creatividad, el valor del Tiempo ... todo ello sellado en una película.