Veo sorprendido que "La tormenta de hielo" ganó el premio de Cannes al mejor guion, cuando resulta evidente que es lo más flojo de la película. Estamos ante una historia con obvios elementos alegóricos --el hielo que simboliza la frialdad intensa de las relaciones familiares -- y con un fondo moral igualmente obvio: la infidelidad de las parejas, la lujuria de los padres que empiezan a ser imitada por sus hijos, aunque más que de lujuria cabría hablar de obsesión por el sexo, que es algo que no inventaron pero sí que pusieron muy de moda los americanos en los años sesenta. Todo muy banal para hacer una película, la verdad, con el agravante de que los personajes son, del primero al último, unos pobres diablos, unos tipos (y tipas) de una ligereza y flojedad realmente patéticas, a pesar de los toques intelectuales que, de forma inopinada, dejan caer de vez en cuando.
Y, sin embargo, yo diría que la película se salva, y lo hace por la calidad de las interpretaciones, por la fluidez narrativa (nunca aburre) y, sobre todo, por su belleza visual y musical: un 10 a la banda sonora.