He leído algunas críticas después de haber visto la película y se me ha grabado en la mente una frase que resume la sensación que tuve al terminarla: "Los lectores ya no aceptan detectives que sólo investiguen". Si cambiamos lectores por espectadores, es un buen resumen.

Nos estamos acostumbrando a investigadores activos, que no solo observan, sino que pelean y se ensucian como cualquier oficial de servicio. Y Dave, nuestro protagonista, lo es. Atormentado por la guerra de Vietnam, regresó con la idea de hacer Justicia costara lo que costara, y en eso está aunque se juegue el cuello. Poco le importa molestar con ello a las personas más influyetes del pueblo porque es un tipo firme y recto. Así que cuando se destapan ciertos fantasmas del pasado, no duda en actuar.

La película transcurre en la Louisiana post Katrina, lugar idóneo para ambientar una historia de cine negro. La lucha racial vivida hace siglos está presente no solo en la trama como algo patente, sino como referente cultural. El contrapunto lo ofrece un rodaje totalmente actual que contrasta con el aroma antiguo que rezuma el producto. Como en cualquier cinta del género, son casi más importantes las conversaciones secundarias que la historia central, y es ahí donde se certifica la lucha de clases.

Por lo demás, se trata de un film sencillo y rodado con mimo que avanza de forma lenta pero firme, algo que se echa de menos de vez en cuando entre tantas películas con efectos especiales. Sin duda Tavernier sabía lo que se hacía, y esa seguridad se trasmite en la pantalla haciendo una película totalmente eficaz.