Rebelde sin causa de Nicholas Ray es un drama basado en tres jóvenes con faltas de atención o excesos de ella en su familia, que coinciden en una comisaría por distintos motivos y que a partir de ahí, empezarán poco a poco a tener una amistad entre ellos que les ofrece lo que cada uno necesita. Dirigida con un ritmo moderado y con un estilo atrevido por sacar a la palestra varias decadencias de la sociedad americana de la época, es una obra muy mencionada tanto por la atractiva trama que tiene como también por ser un film cuyos protagonistas perecieron jóvenes de forma violenta en la vida real, concluyendo una hermosa película muy valorizada que sobrevive eficazmente el paso de los años y cautiva a su paso a nuevas generaciones ávidas de buen cine clásico.
La fotografía es bella e inspiradora al estar repleta de matices que son evocadores en sus espléndidas imágenes bien trabajadas de principio a fin, concluyendo una labor visual estupenda para la época. La música es variada según el momento de la acción, empleando sonidos emotivos y hermosos por un lado y alentadores y estimulantes por otro, cumpliendo con una melódica y soberbia labor que acompaña prácticamente todo el film. Los planos y movimientos de cámara consuman un notable trabajo técnico a través del uso del reconocimiento, generales, primeros planos, avanti, retroceso, subjetivos, panorámicos y detalles. Cabe destacar también, unos efectos visuales sensacionales para la época en determinada escena, que cumple con un vistoso trabajo que no pasa desapercibido.
Las actuaciones son auténticas y remarcables. Como protagonistas James Dean está genuino en el papel que lo catapultó al estrellato, Natalie Wood está encantadora y sensible y Sal Mineo perfecto como joven inseguro y sentimental, todos como jóvenes adolescentes con grandes faltas de cariño y atención de sus padres, siendo contundentes los acompañamientos de Jim Backus, Ann Doran, Corey Allen y Dennis Hopper entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones elegantes por un lado que marcan las altas clases sociales de las familias de los protagonistas y por otros informales y típicos de los jóvenes de la época, al igual que los oportunos y sugestivos decorados que te transportan eficazmente al lugar en cuestión.
El guion, escrito por Stewart Stern y Irving Shulman y basado en el argumento de Nicholas Ray, es profundo al penetrar incisivamente en la sociedad americana con crítica mordaz, ya que ridiculiza al matrimonio compuesto por un hombre débil y calzonazos y una mujer posesiva y manipuladora, así como también a la policía incompetente, dejando en medio a unos jóvenes incomprendidos y con gran falta de cariño o incluso de severidad por parte de sus padres, concluyendo un provocador film que no dejará a nadie indiferente y apasiona por su gran belleza y desilusionado mensaje. Esto se lleva a cabo con una narrativa clásica que con tono subversivo y expresivo, deja clara la desesperanza de unos muchachos que no van por el buen camino y nadie sino ellos mismos serán capaces de orientar.
En definitiva, la considero una obra inmortal y esencial en el género dramático y en el séptimo arte, tanto por su emotiva historia como por el triste destino real de sus 3 jóvenes protagonistas, finalizando una de las míticas obras fílmicas que son reconocidas mundialmente por ser un icono cinematográfico sobre la rebeldía y el mal destino. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, efectos, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que convierten a Rebelde sin causa, en un film hermoso y digno de visión no solo por los cinéfilos clásicos, sino también por el público en general.