Si bien algunos planteamientos beben de la saga Saw, es una joya sorprendente que recomiendo vivamente. Rebosante de acción y más acción, y de sangre violenta, se exalta la crueldad, abundan las peleas coreografiadas al estilo oriental, asalta continuamente el pasmo al espectador con cada giro de la trama, y se le inocula un espíritu enfermizo sólo representable en las obras de arte de venganza absoluta ante la desmesura del mal absoluto encarnado. Estamos también ante un western tenebroso injertado en una película de asesinos en serie. A destacar la soberbia interpretación de Min-Sik Choi, que redondea la trinidad de mis psicokillers favoritos del séptimo arte junto a Anthony Hopkins como Hannibal Lecter y Javier Bardem como Anton Chigurh. Una muestra más del excelente estado del cine surcoreano, repleto de buenas ideas proyectadas en una industria ya asentada, que nos brinda el placer del cine imprescindible. Ex oriente lux.