Más divertida que sus predecesoras. En esta tercera entrega, Sam Raimi antepuso la comedia al horror, en una de las producciones más infravaloradas del cine fantástico, que no fue bien recibida en su día por el público, recaudando muy pocos beneficios y dejándonos a más de uno con las ganas de nuevas entregas, aunque su relativo fracaso en taquilla no fue impedimento, como tantas otras veces, para que la pelicula no recibiera desde el momento de su estreno el respetable titulo 'de culto' entre los aficionados.

El realizador contó en esta ocasión con un presupuesto más elevado para rematar su saga Evil Dead y eso se nota en sus efectos especiales, pues estos corren a cargo de los responsables, entre otras, de "Terminator 2: El juicio final", o sea, la Industrial Light & Magic.

A diferencia de la segunda entrega, titulada en España "Terroríficamente muertos", si se produjo esta vez una continuidad con respecto a la historia que comenzó con la primera entrega, "Posesión infernal", dejando al personaje de Ash (Campbell) como protagonista absoluto de este divertido relato en el que deberá encontrar el famoso Necronomicón para salvar a la humanidad. Las situaciones cómicas son constantes en una historia que no decae en ningún momento, gracias principalmente al pasotismo interpretativo de Bruce Campbell, a la firme realización de un Sam Raimi en estado de gracia y a unos efectos especiales hipnóticos; el magnífico tema "March of the Death" de Danny Elfman hace el resto.

Un muy recomendable broche final de una trilogía, que todo aficionado al Fantástico debe tener en cuenta, si quiere pasar un rato muy entretenido.

Por último, mencionar que existen dos finales, uno de los cuales (el mostrado en Sitges) fue sustituido por el que finalmente se vio en los cines. Ambos pueden verse en la escurridiza edición en dvd existente en el mercado.