Extraordinaria película a la que se puede considerar un clásico de las piezas de culto.
Herk Harvey es el director de esta casi obra maestra. Que además fue su única obra. Todo alrededor de esta película es extraño. Ya se han dicho muchas cosas en las críticas anteriores y realmente no quiero repetirme. Pero si voy a dejar algunos apuntes de lo que más me ha impresionado ahora que acabo de ver la película hace unos minutos:
1. Candace Hilligoss. Extraordinaria actriz y extraordinariamente bien elegida para el papel. Especialmente por su rostro, mostrado tantas veces en primer plano absolutamente invasivo. Bellísima, enigmática, sorprendentemente versátil. Clava la interpretación de mujer bella, fría, desorientada pero al mismo tiempo tan extraordinariamente segura.
2. La narración: controlada y dirigida con absoluta economía de medios, a veces casi de forma amateur. Pero que no se anda por las ramas. Directa a lo que quiere contar.
3. El montaje de sonido. Sí. Puede parecer burdo y pedestre, pero funciona. Crea una atmósfera muy particular, inmersiva.
4. La fotografía a blanco y negro muy contrastados. Con toques expresionistas. Escenas rodadas a pleno sol que sin embargo transmiten permanentemente una sensación de angustia, de ahogo.
5. Los escenarios. Tanto el paisaje arrasado y salitroso del lago Utah, como la casa, como ese parque de atracciones...
6. El resto del reparto. En pequeños papeles, pero magníficamente llevados. Tanto la dueña de la casa, como el cura o el psiquiatra. Con especial mención para el Sr. Linden, el vecino de Mary Henry que muestra un absoluto interés sexual en ella.
7. La planificación casi documental de las escenas, los lugares y las personas: comercios, calles, gasolineras, despachos, bares... Rostros que tienen un valor casi antropológico. Se ve, se huele la Norteamérica real de 1962 en esta extraordinaria cinta.
No se la pierdan.
Seguro que Polanski, Romero o Shyamalan la vieron antes que usted.