La película hace acopio de los filmes de los 80 – E.T., Los Goonies, etc. -, todo inmerso en un ambiente de incertidumbre y desconcierto conseguido, en parte por la historia, obviamente, pero también tiene mucho que ver la forma de narración en modo “cámara subjetiva”. En este caso, la historia, el guión y la cámara subjetiva se adaptan recíprocamente a la perfección para ofrecer una experiencia que a los más grandes nos trasladará y recordará de manera somera ,aunque no despertará del todo, ese estado donde la ilusión y los sueños cobran vida, pues en ocasiones nos puede dar la sensación de “deja vu” que haga que nos preguntemos más por el tiempo que le queda a la película que por lo que ya sabemos que va a pasar a continuación.

Y para los más pequeños no se si tendrá el efecto pretendido para conseguir ensimismarlos y mantenerlos pegados a la pantalla, ya que el uso de la cámara subjetiva que te crea la necesidad de seguir el hilo de los diálogos y la narración puesto que las imágenes no son capaces de construir la historia de manera ordenada y sucesiva. Por otro lado, y sigo con el efecto de la película en los más jóvenes, los momentos en los que el film introduce elementos de acción, tensión y emoción parecen estar más ubicados en la comprensión de los que sean capaces de seguir la historia, por un lado, y, por el otro, de una veracidad más ligada a la realidad cotidiana que a la realidad fantástica que construye el propio film.

No obstante la película se crece con el paso de los minutos y, a mi parecer, va construyendo una identidad propia gracias al uso de la cámara subjetiva muy cuidado y preciso, la coordinación perfecta con el guión, unos efectos especiales asombrosos y una banda sonora que refuerza cada imagen y sostiene el ritmo en todo momento de esta aventura que se aclara con un final que cierra a la perfección la película.

La aportación que realiza al género me parece de las más importantes en nuestro tiempo: hace falta nuevas historias, aunque nos recuerden a las antiguas - y no tan antiguas (Super 8) -, con un toque personal, añadiendo nuevas ideas y nuevos puntos de vista, que supongan un impulso a las nuevas generaciones de creadores y ayuden a desarrollar la imaginación de los más jóvenes, no tanto por la potencia de los efectos especiales, sino por un relato bien trenzado, lleno de humanidad e ilusión.

No le voy a dar el 7 por sus dos grandes pecados: la sensación de que esto ya lo hemos visto antes y la falta de atracción en diversos momentos, tanto por parte de la imagen como de la historia, sobre todo al principio, que puede que desenganche a más de uno antes de que le atrape la historia. Por ello le doy un 6, un film "interesante" de ver tanto para los amantes del género como para cualquier novato que se atreva a sumergirse con Tierra a Eco.