El visionado de está película sólo es comprable con la sensación de correrse ininterrumpidamente durante cuatro horas. Esta película es el regalo que Zack Snyder nos ha regalado al mundo y a la cultura, y que persistirá incólume durante toda la eternidad. Muy por encima de las redundantes estupideces de Marvel, la película del genio de Wisconsin se asemeja a un crisol hiperatrofiado de magnificencia visual y narrativa. Donde en Marvel es falsa epicidad, en La Liga de la Justicia hay un verdadero cúmulo de situaciones trascendentes y memorables que traspasan la pantalla para inyectarse directamente en tu retina y pervivir allí por siempre. Donde en Marvel es estúpido infantilismo, en la Liga de la Justicia es una virtuosa narración, sería y directa, contenida y desmesurada al mismo tiempo. En fin, un regalo para la vista que quedará designada indiscutiblemente como la mejor película de lo que llevamos de siglo. Amén.