Es algo habitual en España a día de hoy que cuando hay una gala o una entrega de premios o incluso la premiere de alguna película se incida en la crítica hacia Wert en lo individual y hacia el IVA y el poco dinero que hay para hacer cine en España en comparación a otros países, algo comprensible por parte de algunos miembros o jóvenes creadores que ven prácticamente imposible rodar una película que no se limite a tres exteriores, seis interiores y diálogos que acaban por resultar irrisorios. Hasta ahí bien. Pero por otro lado hay una cosa de la que nadie se queja y que para mí es igualmente preocupante. Se trata del amiguismo y el colegueo que nos traemos en cualquier producción patria. Pero no es colegueo del sano es del que toma al espectador por un subnormal profundo y no le suelta hasta que ha abducido cualquier atisbo de inteligencia. O lo que viene a ser lo mismo: Gym Tony es una de las peores series que jamás han salido a la luz:
-Chistes de patio de colegio que los actores se limitan a soltar sin ningún tipo de gracia. Totalmente previsibles y sin gracia.
-Personajes típicos y mal estructurados, por no decir ofensivos (el gordo siempre comiendo, el tonto que está mazado, el políticamente incorrecto machista y que no falte el homosexual que está todo el día en la sauna).
-Actores que no es que sobreactúen es que hiperactúan tanto que uno acaba creyendo que es de broma. Incluso actores como Santi Rodríguez (que repite su personaje del frutero en 7 Vidas) muestra síntomas de cansancio y sobreactuación.
Si estas tres cosas ya faltan en una sitcom o programa de sketches mal vamos. Hasta que cuando escuchas cinco chistes que no hacen ni puta gracia resulta que has oído de fondo unas diez veces las risas enlatadas. En 7 Vidas o Aída puede que los chistes al ser algo ingeniosos hicieran que las risas enlatadas no fuesen tan cargantes pero aquí al poner risas enlatadas incluso cuando no hay ninguna gracieta ya no es que sea cargante sino que parece hecho a mala hostia.
Y todo ello gracias al ganador del Oscar por Tuno Negro, Javier Veiga que a mí personalmente no me ha decepcionado en absoluto. En fin. Ver la serie o no es cosa de cada uno pero luego no nos quejemos de que nuestra parrilla televisiva es pésima cuando productos como este o Anclados se llevan toda la audiencia.