El neoyorquino Robert Mulligan, un excelente director conocido sobre todo por su emblemática obra “Matar a un ruiseñor” (1960) (https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/559502/513636.html), rodó en 1972 esta película de terror, donde se aproxima al universo infantil desde una perspectiva terrible e incluso perversa.

El guion de Tom Tryon resulta de la adaptación de la novela homónima del propio Tryon publicada en 1971. Mulligan logra una de las cintas más alucinantes y delirantes del cine de ficción y miedo, un miedo soterrado con gemelos como protagonistas.

Con su cámara Mulligan extrae lo más recóndito de los rostros de ambos infantes para meterse en el un mundo turbador, donde ficción y realidad son difíciles de separar, y donde la infancia deviene auténtica pesadilla y desazón para el público que mira atónito las imágenes y la historia.

La cosa es así: dos hermanos gemelos viven con su familia en el campo allá por los años 30. Aunque gemelos, son muy diferentes, mientras uno parece un nene con malas intenciones, el segundo es un buen niño. El asunto es que empiezan a suceder extraños acontecimientos en la granja donde viven y por sus contornos.çç

Tiene la obra una turbadora música de Jerry Goldsmith junto a una excelente fotografía de Robert Surtees. El reparto es muy bueno con actores muy eficientes como los hermanos Chris y Martin Udvarnoky que están de lujo; justamente la interpretación de los gemelos Udvarnoky es sustancial para el filme: sus primeros planos, cambios de expresión, miradas y diálogos, todo ello mantiene la mayor parte de la película. Y acompañando unos actores y actrices de reparto muy buenos como Uta Hagen, Diana Muldaur, Norma Connolly, Victor French, Lou Frizzell, John Ritter y Loretta Leversee.

La película de Mulligan es el planteamiento de la cara buena y mala del ser humano (instinto de bondad- instinto de maldad), encarnadas en dos hermanos gemelos, Holland y Niles, el primero naturalmente perverso y cruel que no tiene conciencia de ello y el segundo es bueno y trata de contener las pulsiones malignas de su hermano, pero que está subordinado a este. Para que la cosa sea más interesante, Niles tiene un poder raro para meterse en las mentes de los demás y percibir lo que éstas experimentan, todo ello por los consejos de su esotérica abuela, con la que tiene una relación de complicidad.

Y como hay mucha intriga, angustia y susto a lo largo de los 95 minutos de metraje, decir que las develamientos, incluidas sorpresas, van aconteciendo, algunas de manera previsibles y otras en forma sorpresiva, pero cuando la veáis lo vais a descubrir por vosotros mismos.

La película es pausada y cadenciosa, no es efectista ni alardea con fuertes emociones, pero posee un clima inquietante que atrapa en su tendencia desasosegante, lo cual que consigue mantener en vilo al espectador desde el principio hasta el final, y hay que subrayar el “hasta el final”.