Filme dirigido magistralmente por Anthony Mann con su sabiduría visual y protagonizada por Glenn Ford y Maria Schell. Es una adaptación de la novela homónima de Edna Ferber, que ya fue llevada al cine en 1931 por Wesley Ruggles, con Richard Dix e Irene Dunne como protagonistas; y cuenta también con otras actrices y actores de primer orden como Anne Baxter o Arthur O’Connell, entre otros.

La historia se centra en la gran carrera para ocupar tierras en Oklahoma en 1889 y sigue la vida de Yancey Cravat y su esposa Sabra a lo largo de 25 años. Es acompañada con una hermosa música de Franz Waxman y una sensacional fotografía de Robert Surtees.

La película es conocida por su tratamiento de temas como la discriminación racial, la solidaridad y la libertad, así como por sus escenas espectaculares y su enfoque en el desarrollo de los personajes.

Aunque la película trata las situaciones con cierta superficialidad y presenta un desarrollo exiguo y esquemático de algunas situaciones, resulta entretenida y aborda temas de interés como los prejuicios raciales y las tensiones conyugales.

También es digno de elogio la sensibilidad con la que se tratan los personajes y la fuerza de la imagen, particularmente en la escena de la carrera por las tierras, que es descrita con gran belleza y tensión.

No estamos ante un western convencional; más allá de los disparos y los puñetazos, se centra en la historia de un hombre singular, Yancey Cravat, un personaje complejo con virtudes y defectos, que defiende sus ideales, pero a menudo descuida a su familia.

Tiene también, como valor, se carácter épico y unas escenas llenas de magnetismo, lo que la convierte en una obra destacada del género.

En suma, es una película que combina el drama, la acción y la historia para ofrecer una visión plan epopeya de la conquista del oeste americano y los desafíos morales y sociales que enfrentaron sus protagonistas.