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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Western 1850. Los hermanos Charlie y Eli Sisters viven en un mundo salvaje y hostil, en plena fiebre del oro. Tienen las manos manchadas de sangre, tanto de criminales como de personas inocentes. No tienen escrúpulos a la hora de matar. Es su trabajo. Charlie (Joaquin Phoenix), el hermano pequeño, nació para matar. Eli (John C. Reilly), sin embargo, sueña con llevar una vida normal. Ambos son contratados por el Comodoro para encontrar y matar a ... [+]
20 de mayo de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He ido a ver esta película en el único cine clásico de Granada, el Cine Madrigal, en pleno centro, entre la Basílica de la Virgen de las Angustias y la Fuente de las Batallas. Un ejemplo de sala vocacional donde todavía se proyecta a la antigua usanza, con los típicos rollos de película; una sala donde la familia que la regenta estrena en exclusiva filmes buenos, muchos europeos, como este que ahora comento.

Esta excelente película es un ‘western crepuscular’, o sea, un western taciturno, revisionista, que desmitifica y presenta un lejano oeste decadente, con protagonistas perdedores, hombres cansados de la violencia que han ido encadenando a lo largo de su misérrima existencia, que se plantean su futuro, dejar la vida de forajidos. Vaqueros librados a su suerte, afligidos, acabados. La violencia es manifiesta, brutal y de un realismo descarnado. Esta obra es un ejemplo de que el género no muere, a pesar de que haya tenido que pasar más de un cuarto de siglo desde la obra maestra de Eastwood, “Sin perdón”, de 1992.

Se desarrolla la historia mediado el siglo XIX, en plena fiebre del oro. Charli y Eli Sister son hermanos y caza recompensas con un largo historial de muertes en su haber. Ambos hermanos han sido contratados por un siniestro Comodoro para que asesinen a Hermann Kermit Warm (Riz Ahmed), un buscador de oro que posee una fórmula química para extraer el noble metal. Acompaña a Warm otro caza recompensa que ha decidido ayudarlo (Jake Gyllenhaal). La cinta es una larga y cruel caza por valles y montañas.

No deja de ser curioso que el francés Jacques Audiard haya dirigido un gran western, género norteamericano por antonomasia, y meritorio, por cuanto el western no está de actualidad, según muchos piensan. Pero hete aquí que Audiard ha conseguido una película respetuosa con el género y con una profundidad narrativa clasicista, regida por los códigos y paisajes legendarios en este tipo de films. El espectador acompañará a los sanguinarios hermanos Sister, que son en realidad los héroes del film.

Para esta resurrección del western Audiard ha contado con la pluma de Thomas Bidegain, y entre ambos han escrito un magnífico guión basado en la novela del canadiense Patrick deWitt, “Te Sissters Brothers”, logrando el interesante retrato de dos forajidos en comunión fraterna, junto a paisaje agreste, lo cual es uno de los méritos de una obra volcada en la mítica.

En la historia asistimos al cariño que se profesan dos hombres antitéticos, toscos y feroces, unidos por un destino de mutuo apoyo en aras a la supervivencia. El viaje de Charli y Eli se desarrolla por senderos escarpados o boscosos y en cada escena, estos personajes sucios y hambrientos, respiran esa vida que es propia del western. Todo ello está teñido de lirismo y una poética que siempre tiene su encuadre adecuado: primeros planos para la cercanía o planos aéreos para la fusión de los hombres con unos parajes majestuosos.

Además, este film, que aparenta ser constante viaje y saltar fronteras, sin embargo, más que el cielo raso o las millas andadas en un cosmos salvaje, lo que centra la trama es el relato íntimo de ambos hermanos que, esencialmente, ‘retornan’ al hogar. Se puede afirmar que es una trama paradójica que es también una original forma de revisar el western.

John C. Reilly y Joaquin Phoenix son dos enormes valores de esta película. Reilly hace un trabajo interpretativo inconmensurable, pues con los mínimos elementos expresivos, sabe transmitir todo el abanico de emociones y sentimientos posibles, desde la fiereza y la saña, hasta la ternura, como cuando a una prostituta le pide robarle un beso antes de emprender un feroz y cruento tiroteo; su cara refleja el ansia por encontrar la paz en la vida. Igualmente Phoenix, hace un trabajo más de gestos y detalles que de palabras, transmitiendo todo lo que encierra su tortuoso pasado y su desalmado presente. Jake Gyllenhaal está firme, seguro y creíble y bien, igualmente, la presencia del químico interpretado por Riz Ahmed.

A pesar de contar una historia sombría, desesperanzada y sanguinaria, Audiard aporta un grado de luz y esperanza en los eternos valores de la camaradería, el honor y el acompañamiento de dos hermanos cuyos lazos de sangre aciertan a concluir un final esperanzado y feliz con vocación redentora. El mismo Audiard ha declarado: “…escribí la película a la manera de un cuento de hadas, y por tanto diseñé la violencia que aparece en ella como si fuera vista a través de los ojos de un niño o incluso como si fuera cometida por un niño. Creo que, en general, esta es mi película más luminosa y optimista”.

En resolución, una aportación clásica al género western. Nada es previsible en la historia. A veces resulta arrolladora y violenta. En ocasiones se tiñe de un lirismo luminoso. En otras partes la oscuridad nos muestra los fogonazos de los revólveres disparando a discreción en la noche. Pero si accedemos a lo sustancial, la entonación es sugestiva, concluyendo en un desenlace hermoso.
Kikivall
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