El título de esta película resume lo mejor que hay en ella: hombres, caballos, hombres-caballo (centauros donde el vaquero se prolonga en el animal). Y como fondo de pantalla pongamos el mejor: digamos las mesas de arenisca del Monument Valley… sencillamente grandiosas.
Luego añades la perfección técnica de su fotografía y del sonido para saber la receta de un auténtico western. Cine de género para disfrutar sin pudor; artesanía perfecta.
El pretexto argumental del film es lo de menos. Apto para niños de seis años (yo lo he comprobado y les encanta).
Planos generales con caballos al galope con espectacular profundidad de campo, o escenas de grupo bien orquestadas . Y el final, tan simple y tan evocador: la figura de presencia impresionante de John Wayne. En esta peli se fomenta al gran icono del cowboy, al hombre que no sabía actuar porque era vaquero y en su vida real interpretaba el papel de estrella de Hollywood.