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8
8,3
36.592
Drama
En la Roma de la posguerra, Antonio, un obrero en paro, consigue un sencillo trabajo pegando carteles a condición de que posea una bicicleta. De ese modo, a duras penas consigue comprarse una, pero en su primer día de trabajo se la roban. Es así como comienza toda la aventura de Antonio junto con su hijo Bruno por recuperar su bicicleta mientras su esposa María espera en casa junto con su otro hijo. (FILMAFFINITY)
9 de octubre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿De qué va?:
Un honrado padre de familia consigue un trabajo bien remunerado en los difíciles años de la posguerra en Italia, pero para el mismo necesita obligatoriamente poseer una bicicleta. Una vez recuperada la suya de la casa de empeños toda su preocupación será que no se la roben, cosa difícil porque la situación del país puede convertir a cualquiera en ladrón de bicicletas (en el título original, ladri significa ladrones, no ladrón, matiz importante y mal traducido aquí).
Crítica:
Tras una puesta en escena sublime de una intensidad narrativa poco común, la película se desliza durante media horilla por unos cauces algo farragosos a los que les falta lo que le sobra a la primera media hora, lo que la hace algo aburrida en ese tramo, pero después se viene arriba con la llegada del protagonista a ese barrio lleno de chusma que resulta de un (neo) realismo que asusta, y sobre todo con uno de los mejores desenlaces que se hayan rodado nunca, un desenlace que puede y debe provocar en cualquier cinéfilo que se precie una erección cinematográfica.
En mi caso dicha erección fue 'gatilleada' por una voz, una vocecilla que estropeaba en un segundo toda la esencia de la película, algo así como la cucaracha que te encuentras en el fondo de la paella que te acabas de zampar (Cito textualmente de Top Secret (1984)). Mi cerebro tardó unos dos segundos en darse cuenta de que esa voz en off (recurso no empleado en ningún momento del metraje) no podía pertenecer realmente a la película, y al escuchar como dicha voz pronunciaba la palabra 'solidaridad cristiana' con el tono exacto que utilizaban los locutores del No-Do me di cuenta de lo que había sucedido y me he empezado a poner de mala leche yo solito. Por algo prefiero ver las películas en versión original.
Un honrado padre de familia consigue un trabajo bien remunerado en los difíciles años de la posguerra en Italia, pero para el mismo necesita obligatoriamente poseer una bicicleta. Una vez recuperada la suya de la casa de empeños toda su preocupación será que no se la roben, cosa difícil porque la situación del país puede convertir a cualquiera en ladrón de bicicletas (en el título original, ladri significa ladrones, no ladrón, matiz importante y mal traducido aquí).
Crítica:
Tras una puesta en escena sublime de una intensidad narrativa poco común, la película se desliza durante media horilla por unos cauces algo farragosos a los que les falta lo que le sobra a la primera media hora, lo que la hace algo aburrida en ese tramo, pero después se viene arriba con la llegada del protagonista a ese barrio lleno de chusma que resulta de un (neo) realismo que asusta, y sobre todo con uno de los mejores desenlaces que se hayan rodado nunca, un desenlace que puede y debe provocar en cualquier cinéfilo que se precie una erección cinematográfica.
En mi caso dicha erección fue 'gatilleada' por una voz, una vocecilla que estropeaba en un segundo toda la esencia de la película, algo así como la cucaracha que te encuentras en el fondo de la paella que te acabas de zampar (Cito textualmente de Top Secret (1984)). Mi cerebro tardó unos dos segundos en darse cuenta de que esa voz en off (recurso no empleado en ningún momento del metraje) no podía pertenecer realmente a la película, y al escuchar como dicha voz pronunciaba la palabra 'solidaridad cristiana' con el tono exacto que utilizaban los locutores del No-Do me di cuenta de lo que había sucedido y me he empezado a poner de mala leche yo solito. Por algo prefiero ver las películas en versión original.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Un par de consultas en Google me han permitido confirmar mis sospechas de que la ridícula e inclasificable voz en off del final la metió con calzador la censura franquista, ¡qué manera de cargarse uno de los mejores finales de la historia del cine!, ¡qué manera de adulterar las intenciones de un creador pasándose por el forro cualquier tipo de ética!, y todo para que ese final no resultara tan atroz como es. Tan atroz como la vida misma, y más en una Italia de posguerra que no se diferenciaba mucho de la España de la época. La mirada de ese niño y del padre lo dicen todo, absolutamente todo.
¿Entonces?, ¿para qué decir nada?.
Meteos la puta voz en off por el culo cabrones.
¿Entonces?, ¿para qué decir nada?.
Meteos la puta voz en off por el culo cabrones.