Y sí, lo mejor de pagar por ver esta película fue y, sin lugar a dudas, los besos y caricias que nos dimos en la sala totalmente vacía del afamado y siempre bello Cine Albéniz de Málaga Capital.

Película visualmente preciosa que se desmorona totalmente rizando el rizo de lo rizado. Lenta y soporífera como ver crecer musgo en la roca de una montaña.
Y aunque soy amante del cine que se cuece a fuego lento y de las historias más cotidianas, a la hora de película estaba deseando ver aparecer un T-800 con ametralladora pesada haciendo papilla a cientos de humanos.