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Voto de sandgirl:
5
Drama Daniel Lefebvre es el director de la escuela infantil de un barrio marginal de un pueblo minero del norte de Francia, en el que el 30% de la población está en paro a causa de la crisis de la minería. Un día, la madre de una alumna llega borracha a la escuela, sufre un colapso y deja allí a su bebé y a su hija de cinco años. El director solicita entonces la ayuda de los vecinos, pero lo único que conseguirá es que su labor docente sea cuestionada. (FILMAFFINITY) [+]
24 de junio de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Últimamente he tenido la suerte de ver casi al mismo tiempo tres películas que vienen muy bien para hacer un análisis comparativo. Es curioso ver cómo dos países tan diferentes pueden tratar un mismo tema: Francia y China y un colegio con escasos recursos económicos. En el norte de Francia, en una región minera en crisis, un colegio es gestionado por un activista hipersensibilizado con los problemas familiares de sus pequeños alumnos. El centro posee muy pocos equipos técnicos, la cerradura no es buena y la aulas están llenas de dibujos. En el caso de Ni uno Menos, de Yimou (Not One Less), la escuela es un amasijo de piedras, sólo hay una sala de clases, las mesas son unos listones de madera y sólo se puede gastar una tiza por día. Mientras que Tavernier se centra en las desigualdades sociales, Yimou explota el romanticismo de la historia y convierte a la profesora suplente en una heroína del siglo XXI que después de luchar con el dragón, vence y recibe un premio de ensueño. El director chino siempre ha destacado por sus historias de gran belleza en medio de la adversidad. Sin embargo, Tavernier filma la película sin filtros embellecedores y muestra la situación con los grises crudos de la realidad, como si las cámaras de televisión elaboraran un reportaje a pie de calle, pero no tan poético como el de la emisora china en su misión de paz. La película conmueve, encoge el corazón, y deja un poso de desesperación e impotencia. En Ni Uno Menos, la maestra conmueve, llega a nuestro corazón, y nos hace sonreir con el final de su particular odisea. Pero ambas películas están ligadas a Inside Job, ese reciente estudio financiero que estremece y que nos hace perder la fe en los gobiernos. La lucha del director del colegio contra el alcalde y los servicios sociales expresa en su incomodidad esa sensación que a todos nos sobrecoge al pensar en la pantomima de nuestros políticos y lo infructuoso que resulta rebelarse contra el poder. Frente a las mansiones de los altos ejecutivos de Wall Street, que dilapidan el dinero de los contribuyentes, viven al máximo las drogas y la prostitución, compran aviones privados y ascienden en la escala social, nos encontramos con estas pequeñas escuelas de gentes humildes, víctimas del paro y la pobreza. Da mucho que pensar esta terrible desigualdad. En Pretty Woman aparecía el retrato perfecto del típico especulador de Wall Street: millonario, putero y estafador. Y me quedo con una de las frases de la película, que conducen a la iluminación del protagonista: "Quiero construir algo"; como se dice en Inside Job, los ingenieros de finanzas no construyen nada, sólo sueños que se convierten en pesadillas; sólo los ingenieros de verdad construyen puentes.
En estas cuatro películas queda patente el abismo que separa a dos mundos, el de los que pisan al subir y el de los que se hunden al ser pisados.
sandgirl
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