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Voto de Iván Roldán:
7
Comedia. Fantástico El bandido Sanya, su alcoholizado colega Oleg, su amigo Yura y el anciano padre de éste, se montan en un todoterreno negro en la -improbable- búsqueda del “campanario de la felicidad”, que supuestamente ofrece un viaje rápido al paraíso y se encuentra junto a una central nuclear abandonada entre San Petersburgo y Uglic. Al alegre comando se suma un quinto pasajero, una doctoranda que descubriendo que “no hay trabajo en filosofía” se ha ... [+]
16 de abril de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última película del fallecido cineasta ruso Alekséi Balabánov, nacido en la Rusia post-soviética y considerado por muchos en sus mejores años como L'enfant terrible del cine ruso, debido a que buena parte de su filmografía destaca por la causticidad de sus temas: comedias negras ambientadas en los resuellos del comunismo soviético ante la instauración del capitalismo (tergiversado por sus mafias, violencia y corrupción). También a decir de Balabánov, cofundador de la ya exitosa productora CTB Film Company.

Con miras más alegóricas... aunque Me Too (o En busca de la felicidad) carece de la ¿sordidez? del resto de su filmografía, y tal vez, si no lo conoces, la primera que deberías de ver es su primer gran éxito: Brat (1997)… Ésta es, después de todo, un filme imperdible y un muy singular cierre (para su carrera y para su vida, ya me comprenderás cuando la veas) en el cual presagiaba (irónicamente) su muerte.

Una historia “fantástica” que consigue reflejar con melancolía el hartazgo de la vida en su Rusia (y para algunos, en el mismo vapuleado mundo). Que a razón de ese agobio cansino un buen día dicta: “al diablo la vida, al diablo todos, yo quiero ser feliz”, te armas de un par de botellas de vodka e inicias un viaje sin retorno en busca de la felicidad. Emparentada desfachatadamente con Stalker (1979) de Tarkovsky, Balabánov construye esta historia protagonizada por un grupo de personajes agrestes y marginados, unos cínicos, otros misóginos, homofóbicos o racistas, pero todos ellos, decepcionados de la vida. Un viaje ideado por Sanya (a quien le vemos en los primeros minutos asesinando a un grupo de mafiosos) al corazón de un poblado asolado por la radiación y en donde eternamente es invierno, pues se dice, que ahí yace un antiguo campanario (rodeado de muerte) en donde sólo y únicamente si eres digno de, puedes ser transportado al paraíso.

Un filme distinto a como creí, pero agradable, muy agradable. Sencillo, cargado de humor negro y en momentos de “surrealismo”. Con una ambientación que nos ilustra de la ruralidad/urbanidad de San Petersburgo a la ruinosa jamás olvidada siempre buscada “zona”, salpicada de cadáveres helados. Personajes ordinarios interpretados por un elenco desconocido (a excepción de Aleksandr Mosin y del propio Balabánov), y una banda sonora donde encontramos a Leonid Fedorov (este aspecto me falla, me parece muy repetitiva). Un buen coronario, no el mejor para la carrera de este director ruso, pero si lo suficiente bueno.

http://teatro-vandrian.blogspot.mx
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Iván Roldán
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