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España España · Málaga
Voto de Kaori:
4
Intriga ¡Bienvenidos al Sherlock de 1895! Para el detective más famoso del mundo y su mejor amigo, algunas cosas continúan igual: la amistad, la aventura y sobre todo... los asesinatos. ¿Por qué se sorprende Thomas Ricoletti de ver a su mujer con su vestido de boda? Porque apenas unas horas antes la vio morir... El fantasma de la señora Ricoletti ahora parece recorrer las calles con sed de venganza, y sólo Holmes y el doctor Watson pueden hacer ... [+]
15 de octubre de 2017
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El especial navideño de «Sherlock» te deja bastante anonadado, y no en el buen sentido.

Como puente entre la tercera temporada y la cuarta y última, «La novia abominable» viaja al pasado, a 1897, para recrear lo que se supone que sería la historia original de Sherlock Holmes y su amigo el doctor Watson. He de decir que el cabello engominado le queda genial a Mr. Cumberbatch, así que le recomendaría que se peinase así siempre y se dejara de rizos alborotados. En fin, que Holmes y Watson se verán envueltos en un caso de una novia cadáver que tiene atemorizado a Londres. Lo que me saca de quicio, y de la historia, es que todo el mundo, menos Holmes, crea que en realidad se trata de un fantasma cuando es absolutamente imposible que lo sea. Seamos más o menos crédulos, hay una serie de hechos que invalidan esa teoría siguiendo un simple razonamiento lógico que, por cierto, nadie hace en la serie: ¿un fantasma va a coger un coche para transportarse y utilizar una escopeta para matar a alguien? ¡Por favor!

Mientras que sí o si no, la trama se atreve a «homenajear» al fabuloso relato «Las cinco semillas de naranja», que en lo personal me encanta, para destrozarlo de arriba abajo y convertir una historia apasionante e histórica en un delirio feminista-terrorista que da vergüenza ajena. Pero mucha vergüenza, ¿eh? Además, la resolución del caso es igual de delirante y estrambótica, así que te quedas con una sensación de perplejidad indescriptible.

Para rematar la faena, Sherlock está más insoportable que nunca, prepotente y pedante, y da la sensación de que incluso se parodia a sí mismo; a su hermano Mycroft, por ejemplo, podría tratarle mejor y con más respeto después de todo lo que hace por él, sin pedir nada y al pie del cañón. Por cierto, que a ver si vamos dejando lo del consumo de drogas de Sherlock a un lado porque ya la cosa es ciencia ficción: mezcla a porrillo toda clase de drogas y tan pancho; sufre una sobredosis y tan tranquilo; lleva consumiendo años drogas de las duras, además, y no tiene ninguna secuela. ¿De qué va esto? Por si fuera poco, de nuevo nos encontramos, y cada vez se acentúa más, esa tendencia a meter siempre drama y oscuridad a todas las historias, quizá como consecuencia de una visión de la vida; así que Sherlock no puede ser un detective sin complejos que ayuda a la gente, sino que es un tipo lleno de fantasmas, rayadas mentales y conflictos internos por eso de la mal entendida «profundidad».

Qué hartura.
Kaori
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