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España España · Málaga
Voto de Kaori:
6
Comedia Greg Focker (Ben Stiller) es un enfermero algo patoso que, tras anunciar su compromiso con su novia Pam (Teri Polo), tiene que pasar unos días con los padres de ella, para conocerles. Su encuentro inicial no será muy afortunado, en especial por las suspicacias que Greg levanta en el estricto padre de la novia (Robert de Niro), un padre protector que ha trabajado para la CIA, aunque ahora está ya retirado, y al que es muy difícil ... [+]
23 de mayo de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un padre así, que por supuesto nunca se ha dedicado a las flores como nos pretenden hacer creer, cualquiera estaría tranquilo. Más aún cuando estás conectado a un polígrafo que, ¡ah, sorpresa!, el buen hombre tiene en su casa. Qué genial Robert De Niro.

Lo sé, lo sabemos todos, es un actorazo, pero es que en comedia me parece a mi que está aún más estupendo que en los dramas. Siempre me hace reír, y en «Los padres de ella» se sospechaba desde el principio que él sería el más gracioso de todos. Lo es. Las expresiones que pone son ya para partirse, sin decir nada. El señor Jack Byrnes, que en el fondo es un buenazo, no nos engañen las apariencias, es el típico padre que tiene a sus niñas en un pedestal y nadie le parece, en principio, lo bastante bueno para ellas. Menos aún, si quien entra en su casa es un joven a quien le han perdido la maleta, de otra religión, que no siente simpatía por su mascota (qué monada el gato Gafe) y se ve envuelto en una serie de malentendidos que no muestran su mejor imagen. No ayuda para nada a la situación, sino empeorarla, ni la bondadosa novia Pam, ni el otro yerno doctor, ni los consuegros ricos ni mucho menos el ex novio pijo y con una fortuna incalculable. El pobre Greg, abrumado por la presión, corre el riesgo de volverse tarumba.

La película, sin ser desternillante, sí que es divertida, en especial a medida que la relación entre los personajes se va estrechando. Las bromas estiran demasiado la continua ridiculez del protagonista, por momentos de un modo estrambótico; la gata ordeñada, por ejemplo, es un malentendido casi imposible, o la maleta recuperada y su contenido que, a fin de cuentas, no añade nada nuevo, de hecho no tiene ninguna consecuencia. Ben Stiller, además, es un palo. Tiene esa manía de hablar a trompicones, como si no le salieran las palabras... una cosa rara.

Sea como sea, estos detallitos no impiden pasar un buen rato con este padre y este yerno que, estoy convencida, a la larga serán los que más se quieran. Pase lo que pase, se tú mismo. Te ahorrarás problemas.
Kaori
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