Gene Kelly tenía razón: hay algo alegre y grandioso en mojarse bajo la lluvia. Y quizá por eso el tiempo no pasa por su «Singin' in the Rain», porque es como si todos camináramos por esas calles imaginarias sin paraguas ni chubasqueros y sonriésemos como sonríe Kelly en una noche de tormenta. Irrepetible.

«Cantando bajo la lluvia» es un gran musical, un musical sincero y consecuente consigo mismo, fruto de su época y fruto, sobre todo, de la genialidad de Gene Kelly. La autenticidad de sus números musicales traspasa la pantalla; porque cuando se hace algo de verdad, sin trucos ni trampas, sino en serio y con el esfuerzo de tu exquisito talento, se nota en el resultado. A destacar, esa impresionante intervención de Cyd Charisse, de verde esmeralda, con un enamorado Gene Kelly. Eso es más que un mero baile: eso es otra forma de hacer el amor.

Además de la parte musical, tiene un pedazo de guión, donde el Cine se homenaje a sí mismo y se ríe, de paso, de todos sus clichés. Película dentro de otra película, donde actores y productores se ven obligados a renovarse por entero para seguir en el mundo del espectáculo. Muchos otros han querido imitar este planteamiento, pero no han conseguido que semejante tinglado de divas, aspirantes a actrices, claqué, envidias, rodajes caóticos, humor, amor y Cine funcione tan bien, rebosando glamour y buen gusto.

Merecidamente recordada y alabada, con un Gene Kelly eterno cantando bajo la lluvia. Y qué bien cantaba.