El arranque de la serie me pareció de lo más tópico: asesino escapa de la cárcel y ex-poli alcohólico (quien le detuvo años antes y quien mejor le conoce) vuelve a la carga obsesionado por cazarle de nuevo. El piloto es un episodio típico de CSI o Mentes Criminales mientras que la serie avanza sin ofrecer ni una pizca de originalidad en la trama (con flashbacks a lo 'Lost') o un poco de credibilidad y sentido común en los hechos. El personaje del asesino Joe Carroll (James Purefoy) no es carismático ni tampoco su plan es brillante o está a la altura, aunque se empeñe en ser Jigsaw. Por el contrario, su némesis el patoso Ryan Hardy (Kevin Bacon) es la inutilidad en persona, sello propio de la absoluta incompetencia del FBI. En la segunda, tramposa e innecesaria temporada los ideales, principios métodicos y mitología del asesino creados en la temporada debut se esfuman por completo. 'The Following' es una serie del montón, no es ni mucho menos interesante, pero sí lo absurdamente entretenida para pasar el rato.