Lo cierto es que si me decidí a ver "Cada uno busca su gato" fue única y exclusivamente porque Klapisch me había cautivado con una de sus obras posteriores ("Una casa de locos") y, aunque lo que encontré en ella no era precisamente lo que buscaba, podría decirse que es una cinta digna con suficiencia como para ser tenida en cuenta.
Y no porque tras ella se hallen demasiadas virtudes, pues la historia que intenta contarnos aquí Klapisch se torna repetitiva y redundante llegado cierto punto, los tintes de humor son demasiado escuetos como para ser tenidos en cuenta (es más, creo que sólo destacaría un par de momentos) y las interpretaciones no van más allá, aunque quizá destacaría a Duris (que ya viene demostrando su talento desde hace un tiempo) en un escueto papel donde vuelve a demostrar que posee mucho carácter interpretativo.

Sin embargo, y aunque lo que se nos pretende contar no sea resulte demasiado sugestivo, cabría decir que el film del director galo posee una verdad universal: Nunca persigas a una mujer, porque sea como sea, esta terminará fijándose en cualquier otro tiparraco que se le pase por delante y tú terminarás siendo ignorado. (perdón por si puede sonar a tópico machista, no es lo que pretendo ni mucho menos *)
Y aunque lo del gato se termine resolviendo de un modo casi absurdo, servidor observa la secuencia con que concluye el film, la lapidaria frase de uno de los protagonistas y la reacción de ella tras suceder lo que sucede, y queda totalmente absorto ante esta cinta que, aunque en su mayor parte no resulte complaciente, si resulta, como mínimo, veraz y agria (más para unos que para otros), y eso, sin duda alguna, le da el punto que termina haciendo de ella un trabajo digno de ser observado.