Abel Ferrara crea The Adiction como crítica social de un mundo plagado de males. Culpa al hombre de torturar al hombre. Sociedad limitadora y corrupta que necesita de antídoto para la indiferencia. Te obliga a mirar al problema y a asimilarlo como única salida.

Aquí, Ferrara escenifica el mal en la muerte, enfermedad, guerra o idas de olla que masacran a la sociedad. Dibuja el vehículo en seres atemporales salidos del más allá incapaces de un reflejo que los identifique. Vampiros portadores del saber o la comprensión.

Ken Kelsch construye una delicada fotografía en blanco y negro plagada de rincones oscuros donde personajes e ideas son arrastradas. Capta la amplitud del exterior como escenario para atrapar víctimas o conceptos, los desarrolla y los sufre en interiores claustrofobicos.

La música utilizada ayuda a la creación de una atemporalidad que es resultado de mezclar lo clásico y lo contemporáneo.

Jamás olvidaré la desmesurada escena de Lili Taylor en el sótano despues de ser rechazada. En el que puede ser el único punto positivo y esperanzador de la sociedad contaminada de Ferrara.