Floja, muy floja. Carlota Pereda hace una defensa anti-bullying con escasas referencias y torpes aportaciones. Todo es insustancial y mal hilvanado.

El guion es una laguna en si mismo. Sus personajes son dibujados a brocha gorda, superficiales y nada relevantes. La historia avanza sin rumbo. De la comedia garrula al slasher insípido.

La cinta consume metraje con situaciones no resueltas y personajes prescindibles. Demasiado contenido de nulo aporte para la trama. El éxtasis de la obra está filmado con capas de oscuridad que dificulta la satisfacción visual en su principal reclamo.

Una obra mediocre sin aporte ni moraleja.

Elevada por contraste. Mediocridades anteriores maquillando presentes. Atropellada en el tono y pretenciosa en su melodrama. Chiste tontorrón para tramas predecibles. Animalista, familiar y con la vista en el futuro.

Entretenimiento de bonita resolución visual sin mayores galardones. Quizá no sea su target.

Lo que a priori pueda parecer una obra mucho menor que su precuela, El testamento del Dr. Mabuse es un trepidante ejercicio de acción contenida. Ensalza las virtudes a su anterior film y consigue un universo cinematográfico con peso y sin complejos.

El estilo y la paciencia para narrar el universo trabajado son recompensados por una trama sin fisuras. El reparto sufre el peso del carismático personaje del '22.

Esta secuela de Mabuse es otro alegato del mal. Cambiante y sangrante. Ganando adeptos para un futuro plagado de incertidumbre. Tan efímero como subjetivo. Un oscuro poso de cieno incapaz de ahogar el grito de auxilio de la mismísima esperanza.

Será menos épica y ambiciosa, pero una joya del cine.

Toda una declaración de amor. Tranquila y sosegada. Adaptación nostálgica con maquillaje sutil. Extasis ensangrentado. Borbotones de talento y pasión. Revisión encapsulada con futuro retroalimentado.

"X" Es Hooperiana. Posee destellos del Carpenter más censurable. El terror rural más cool del siglo XXI. Slasher reumático derrochando estilo. Cocktail de género con la dosis emocional necesaria.

West controla la forma. La prosa es amena y sentida. Huele a clásico. Su cine madura apoyándose en muletas icónicas. El maletín de recursos parece interminable. Rejuvenece la "Nasty movie" y al devoto espectador.

Ti West firma su mejor obra.

New Hampshire es el escenario de la brutal película de Paul Schrader. Un pueblo rural de América impregnado de nieve. El sheriff interpretado por un magistral Nick Nolte, está convencido de que un accidente en la caza de ciervos fue ejecutado por su mejor amigo.

Nolte está sublime dando vida a un personaje construido de forma impresionante. Traumatizado por un borracho, severo, machista como su padre, fuente inacabable de odio. Otro "monstruo" de la interpretación, el grandísimo James Coburn (construido magníficamente).

La atmósfera es asfixiantemente lenta. El sheriff Wade Whitehouse tiene que lidiar con varios frentes en su vida decadente. Una relación cuesta abajo, un matrimonio roto y su lucha por la hija en común, un trabajo que odia y la muerte de una madre. Todo esto simbolizado en una dolorosa muela picada que no le deja ni respirar. No es solo una muela, en su vida hay muchas otras cosas y todas están mal...

En esta película hay un talento que va más allá de la pantalla. Uno de los duelos interpretativos más grandiosos jamás filmado "Coburn-Nolte". Unos secundarios a la altura (en especial Sissy Spacek).

El ritmo lento no se altera con la creciente furia que va desatando Nolte. La angustia reflejada en su muela, arrancada de cuajo en una escena para el recuerdo. Como también queda para el recuerdo esa granja en llamas vista desde la cocina.

Es un drama brutal de un hombre incapaz de enderezar su vida.