La directora, guionista y escritora parisina Carine Tardieu (1973) en su tercer film se sale de los clichés de las exitosas comedias actuales francesas. En esta, que lo es, subyace mucho drama. Bajo una mirada amable al mundo de la familia el alambicado guión a tres manos en el que colabora su directora se las apaña con acierto para tocar un puñado de llagas que invitan a la reflexión y a considerar modelos de convivencia donde lo biológico no tiene que ser excluyente para formar redes afectivas tanto o más duraderas.

Un hombre que descubre que su padre no es tal. Un padre que ve como su hijo busca a su verdadero padre. Una mujer adulta que sacrifica su vida por cuidar de su padre. Una mujer joven sin madre que decide sacar adelante a su hijo sin un padre. Y un joven padre que decide asumir su responsabilidad como tal sin tener que vivir con la madre de su hija. !Menudo cóctel!.  El melodrama, o la caricatura cómica desaforada acechaban y Tardieu lo esquiva con habilidad y con un reparto entregado a sus personajes. Se agradece el "cambio de aires".

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