En cierto sentido podríamos decir que M-M. (Marquet-Marcet) vive, en este su segundo trabajo, de las rentas. De las rentas del buen hacer y buen rollo existente entre los dos protagonistas de su notable opera prima "10.000 Km.", Natalia Tena y David Verdaguer, a los que se les suma con acierto Oona Chaplin, en una tripleta que transmiten estar encantados de rodar otra peli juntos. Tanto es así que en los primeros diez minutos tanto buen rollito se antoja demasiado subrayado, innecesario. La diferencia con su anterior trabajo es que la coguionista Clara Roquet ha sido sustituida o relevada por Jules Nurrish y esta nueva alianza en el guión con el propio M-M. no ha dado la misma cosecha de calidad. Parecen más preocupados de escribir diálogos "divertidos" de índole generalmente escatológica y simplona que hilar reflexiones y profundizar sobre los sentimientos y situaciones que apunta la película que a la postre acaban por diluirse en el agua verdosa de esos canales románticos por donde navegan aquellos a los que la tierra firme les produce mareos. Es una pena, la cosa daba para mucho más en las manos de unos actores que estaban por la labor si su director y guionistas hubieran estado más atentos.

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