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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
10
Drama. Intriga Los doce miembros de un jurado deben juzgar a un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto. (FILMAFFINITY)
24 de junio de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante debut cinematográfico del insigne Sidney Lumet, basado en el homónimo texto teatral de Reginald Rose. Una obra maestra del género judicial al que el tiempo no ha hecho más que afianzar su estatus de clásico ineludible. Con 12 actores y una habitación, Lumet nos sumerge en una espiral de discusiones, sudor, mala leche concentrada y ceniceros quemados, mediante la historia de la deliberación entre los miembros de un jurado por declarar un veredicto sobre un joven acusado de apuñalar a su propio padre.

El caso parece claro: dos testigos, arma del crimen, acusado con antecedentes violentos... ¿o no tan claro? Once parecen decididos a sentenciar a muerte al parricida, pero uno de ellos (Henry Fonda) plantará la semilla de la duda razonable discutiendo todo lo expuesto en el juicio que no hemos presenciado y a los propios compañeros de jurado. Réplicas, contrarréplicas, prejuicios, presunciones, equívocos y refutaciones se enmarañan en una filmación clásica pero trepidante, en un montaje exquisito con el que Lumet no aburre en ningún momento; no hay tiempos muertos y se sigue constantemente la trama con interés, sobre todo por la excepcional labor de todos los actores.

Cada uno en sus respectivos papeles anónimos representa una postura, unos estándares sociales, con una actitud claramente marcada: frivolidad, resentimiento, honestidad, impaciencia, prepotencia, humildad, etc; conformando un fresco representativo de la ciudadanía masculina norteamericana de finales de los 50, cristalizado mediante un juego de caracteres confrontados fascinante y realista.

Lo genial es observar la progresión dialéctica de dicho juego; cómo poco a poco el personaje de Henry Fonda se resiste a la presión grupal e intenta convencer al resto mediante el cuestionamiento de las supuestas evidencias y la apelación a la gravedad de lo que se trata, frente a la ligereza con la que afrontan el asunto otros miembros, dispuestos a condenar axiomáticamente al inculpado por sus propios prejuicios y asunciones.

¿Por qué votamos lo que votamos? Por ideas preconcebidas, por influencia de la mayoría, por creer que es lo correcto… asusta reflexionar cuán divergentes e ilícitos pueden ser en el fondo los motivos de las personas a la hora de tomar una decisión y, concretamente en este caso, una decisión que puede conllevar la pena de muerte a un posible inocente.

Lumet expone todo esto y más en una de las más lúcidas críticas al sistema judicial estadounidense y uno de los mejores dramas judiciales de la historia del cine. Imprescindible.
RandolphCarter
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