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Voto de RandolphCarter:
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Ciencia ficción. Terror
Más de doscientos años después de su muerte, Ripley (Sigourney Weaver) vuelve a la vida gracias al empleo de técnicas avanzadas de clonación. Pero, durante el proceso, el ADN de Ripley se ha mezclado con el de la Reina Alien, por lo que Ripley empieza a desarrollar ciertas características de la peligrosa alienígena.
27 de febrero de 2010
81 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1997, siguiendo la tradición de contratar directores primerizos prometedores (recordemos que Ridley Scott en 1979, James Cameron en 1986 y David Fincher en 1992 respectivamente, poca cosa tenían a sus espaldas), alguien de la Twenty Century Fox tuvo la marciana idea de contratar a Jean-Pierre Jeunet, que ya contaba con las estupendas “Delicatessen” y “La ciudad de los niños perdidos”, amigo del exceso, la pantomima y de utilizar el zoom de la cámara a toda ostia como si de una punta de lanza se tratara. Se nota que tras el fiasco de la tercera, esta vez los productores dejaron bastante más margen y libertad creativa, visto el resultado final, en el que el estilo del director de “Amelie” se hace inconfundible.
Nosecuantos cientos de años después de la inmolación de Ripley (Sigourney again) en Fiorina 161, cuando estaba preñada de una reina alien, un equipo científico logra clonarla (sic), para poder extraerle el embrión en la gigantesca nave Auriga. Así acontece, amén de que gracias a la imperfección del proceso, algo de la genética alienígena se le ha transmitido a la resurrecta teniente, que parece que tanto le dé quedarse hipnotizada mirando un tenedor, que sacarte los higadillos con el mismo. Un grupo de piratillas espaciales llega a las instalaciones, para vender cierta carga en forma de humanos para infectarlos con huevos alien. Un científico de las instalaciones (Brad Dourif con unas copas de más) juega con los aliens nacidos intentando amaestrarlos, pero la inteligencia diabólica de los seres provoca la consabida fuga e inicio de la gincana por la supervivencia. La depredadora Ripley junto a los bucaneros, un soldadito y el científico jefe intentarán escapar con vida de la Auriga, cuyo protocolo de emergencia ha puesto a la nave rumbo a la Tierra.
Hay dos condiciones para que te guste este film. Una es que te guste el estilo cartoonesco del director francés, y otra es que no te lo tomes en serio. No hay que considerarla como una cuarta parte, sino como una derivación mutante, estrambótica, algo surrealista, burlona y desacomplejada del universo “Alien”. En este sentido, parece más un comic de ciencia ficción futurista del tipo “Métal Hurlant”, que los franceses son muy suyos, o más específicamente, de aquellos de la editorial Dark Horse basados en la saga, que experimentaba con distintas especies de alienígenas y demás idas de olla galácticas. (Más en spoiler).
Un film plenamente disfrutable, de vacuo contenido, pero muy resultón gracias a la espectacularidad y el sentido del humor que imprime Jeunet, que elabora un entretenido e hilarante producto autoparódico de tendencias gore y que odiarán aquellos fans talibanes que se toman demasiado en serio la saga y quizás también a sí mismos.
Nosecuantos cientos de años después de la inmolación de Ripley (Sigourney again) en Fiorina 161, cuando estaba preñada de una reina alien, un equipo científico logra clonarla (sic), para poder extraerle el embrión en la gigantesca nave Auriga. Así acontece, amén de que gracias a la imperfección del proceso, algo de la genética alienígena se le ha transmitido a la resurrecta teniente, que parece que tanto le dé quedarse hipnotizada mirando un tenedor, que sacarte los higadillos con el mismo. Un grupo de piratillas espaciales llega a las instalaciones, para vender cierta carga en forma de humanos para infectarlos con huevos alien. Un científico de las instalaciones (Brad Dourif con unas copas de más) juega con los aliens nacidos intentando amaestrarlos, pero la inteligencia diabólica de los seres provoca la consabida fuga e inicio de la gincana por la supervivencia. La depredadora Ripley junto a los bucaneros, un soldadito y el científico jefe intentarán escapar con vida de la Auriga, cuyo protocolo de emergencia ha puesto a la nave rumbo a la Tierra.
Hay dos condiciones para que te guste este film. Una es que te guste el estilo cartoonesco del director francés, y otra es que no te lo tomes en serio. No hay que considerarla como una cuarta parte, sino como una derivación mutante, estrambótica, algo surrealista, burlona y desacomplejada del universo “Alien”. En este sentido, parece más un comic de ciencia ficción futurista del tipo “Métal Hurlant”, que los franceses son muy suyos, o más específicamente, de aquellos de la editorial Dark Horse basados en la saga, que experimentaba con distintas especies de alienígenas y demás idas de olla galácticas. (Más en spoiler).
Un film plenamente disfrutable, de vacuo contenido, pero muy resultón gracias a la espectacularidad y el sentido del humor que imprime Jeunet, que elabora un entretenido e hilarante producto autoparódico de tendencias gore y que odiarán aquellos fans talibanes que se toman demasiado en serio la saga y quizás también a sí mismos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Si vemos la edición especial de la “Alien Quadrilogy”, el carácter del film queda bien claro desde un principio: comienza con un plano de lo que parecen unas mandíbulas del alien, a lo que la cámara se aleja y resulta ser una especie de pulga, referencia a su anterior film “La ciudad de los niños perdidos”; el piloto la ve, la aplasta, mete los restos en una pajita y a modo de cerbatana, escupe las tripas del bicho, estampándolas contra la ventana, hacia nosotros. Desde ahí el plano se aleja más, mostrando las inmensas instalaciones espaciales. Es un plano secuencia tan esperpéntico como brillante y que, a diferencia de la versión estrenada en cines, deja claro el tono socarrón del film.
Además, secuencias como el amaestramiento de los bichos tras el cristal, el posterior escape, los ataques a las naves auxiliares que intentan fugarse del Auriga, con ese plano perseguidor de la granada, la extirpación de la lengua del alien como un souvenir, el encuentro y destrucción de los siete clones fallidos, la persecución acuática que sigue con el circense número de la escalera y culmina con el disparo a una araña, la alucinante muerte por explosión embrionaria del traidor científico a manos y pecho del infectado, la aparición del pringoso híbrido (ya que también Ripley aportó en el proceso de clonación algo de su genética a la reina, dándole la capacidad reproductiva similar a la humana) y el absurdo final del susodicho monstruillo succionado y licuado, tripas afuera, tripas adentro, por un agujero de la ventana de la nave auxiliar. Qué crueles, con esos ojillos que pone…
Para finalizar, insistiendo en la edición especial, resaltar que… ¿Quiénes sobreviven? Las dos estrellas mainstream, Sigourney Weaver y la sosaina Winona Ryder, por supuesto, junto con los protagonistas de los dos anteriores films de Jeunet, Ron Perlman y Dominique Pinon, aterrizando todos ellos en un postapocaliptico París ¡Ja, ja, ja! ¿Quién dijo chauvinismo? Vive la France!
Fin de transmisión.
Además, secuencias como el amaestramiento de los bichos tras el cristal, el posterior escape, los ataques a las naves auxiliares que intentan fugarse del Auriga, con ese plano perseguidor de la granada, la extirpación de la lengua del alien como un souvenir, el encuentro y destrucción de los siete clones fallidos, la persecución acuática que sigue con el circense número de la escalera y culmina con el disparo a una araña, la alucinante muerte por explosión embrionaria del traidor científico a manos y pecho del infectado, la aparición del pringoso híbrido (ya que también Ripley aportó en el proceso de clonación algo de su genética a la reina, dándole la capacidad reproductiva similar a la humana) y el absurdo final del susodicho monstruillo succionado y licuado, tripas afuera, tripas adentro, por un agujero de la ventana de la nave auxiliar. Qué crueles, con esos ojillos que pone…
Para finalizar, insistiendo en la edición especial, resaltar que… ¿Quiénes sobreviven? Las dos estrellas mainstream, Sigourney Weaver y la sosaina Winona Ryder, por supuesto, junto con los protagonistas de los dos anteriores films de Jeunet, Ron Perlman y Dominique Pinon, aterrizando todos ellos en un postapocaliptico París ¡Ja, ja, ja! ¿Quién dijo chauvinismo? Vive la France!
Fin de transmisión.