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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
6
Comedia Un neoyorquino maduro y excéntrico (Larry David) decide abandonar su acomodada vida para llevar una existencia más bohemia. Su relación con una bella joven sureña (Evan Rachel Wood) desembocará en una serie de enredos familiares y sentimentales. (FILMAFFINITY)
19 de octubre de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Woody Allen últimamente no es lo que era, hace tiempo que lo sabemos todos. Con ese ritmo stajanovista de a film por año, indefectiblemente la calidad de su producción se ha acabado resintiendo, resultando su reciente filmografía un irregular collage de calidades altamente dispares: en ocasiones mediocridades ("Vicky Cristina Barcelona", "Scoop"), en otras, incursiones meramente aceptables ("El sueño de Casandra") o incluso películas excelentes ("Match Point"); pero también films que sin ser obras maestras, son de lo más apreciables, como esta "Si la cosa funciona".

Un film que gira en torno a un personaje que funciona a modo de alter ego del neurótico Allen, en esta ocasión encarnado en la insondable amargura de Larry David, un insoportable lumbreras de la física cuántica, un rancio tocacojones que odia a la humanidad por defecto y que vive aislado en su torre de marfil, aislándose cuanto puede del mundo. Accidentalmente, conocerá a la joven e ingenua Evan Rachel Wood, una guapísima sureña que representa lo más opuesto posible a él, con la que convivirá e indirectamente influirá, transmitiéndole entre fobias y cabreos varios, parte de sus conocimientos y su filosofía existencialista; a la vez que poco a poco, ella conseguirá que él temple su radical posicionamiento nihilista.

Lógicamente, me ha gustado por la mala leche que destila el personaje de Larry David, ese huraño genio maniático que llama a sus congéneres gusanos, insulta a los niños tirándoles tableros de ajedrez por la cabeza y no ve más allá del pozo negro de su pesimismo, escupiendo diálogos de mandíbula batiente y reflexiones que congelan la sonrisa por la carga de verdad que transmiten. Es un guión escrito por Allen en los setenta y se nota, porque a retazos recuerda a la pericia de la que solía hacer gala, aunque desgraciadamente no llega a alcanzar las cotas de maestría de antaño.

Si bien es cierto que la estructura básica es prototípica, el personaje amargado que descubre que no todo lo que existe es malo y que puede ser feliz gracias al amor y bla, bla, bla, Allen consigue dotar a la filmación de una frescura y un ritmo destacables, que hacen revalorizar la manida trama mediante detalles dignos de elogio, como los hilarantes desarrollos de algunos personajes, que inesperadamente pasan del más exaltado puritanismo retrógrado a la liberación sexual más estrambótica.

Y que coño, suelo ser alérgico a las moralinas, pero me ha gustado el mensaje, la moraleja del film. La vida es azar que accidentalmente puede reconducir nuestras vidas contra todo pronóstico y darnos la oportunidad de mejorar si lo intentamos, si nos agarramos con uñas y dientes a todos esos instantes que, si la cosa funciona, hacen que la vida valga la pena. Pues sí, Woody, pues sí.
RandolphCarter
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