El primer "Iron Man" supuso un soplo de aire fresco en el irregular panorama del cine de superhéroes. Con menos presupuesto y más modestas pretensiones que otros grandilocuentes personajes Marvel (vease "Lobezno" o "Hulk"), se adueñó de las taquillas con una aventura entretenida y simpática, aderezada por el caché interpretativo de Robert Downey Jr. y Jeff Bridges. Dos años más tarde llega la consabida secuela y con ella, la decepción.

Una saturación de personajes con diálogos innecesarios y de dudosa calidad que enrevesan una trama en el fondo simplona, para llenar espacio hasta llegar a las 2 horas de metraje; y eso con tan sólo 3 escenas de acción que tampoco son nada del otro jueves. En cuanto a los personajes, pues Robert Downey Jr y Don Cheadle dan el pego con lo que tienen, mientras que Mickey Rourke está desaprovechado y Sam Rockwell, sobra. No es culpa de estos magníficos actores, sino de los guiones que les tocan recitar; amén de unos episódicos Samuel L. Jackson y Scarlett Johansson que aparecen más bien a modo de tráiler de la futura "Los Vengadores".

Las virtudes del original se diluyen en una continuación anodina, diríase que realizada con el piloto automático en marcha. Sí que la escena en las carreras de Mónaco y el tramo final no están mal, son lo que salva a la cinta del desastre total, pero... que si voy al juicio, que si me pego un monólogo con la banderita detrás, que si te llevo fresones, que si quiero mi pájaro... Mucha tontería que no viene a cuento y que se podrían haber ahorrado en pro de una aventura emocionante que captase el espíritu de las viñetas como sí logró su precedente.

En definitiva, una secuela hinchada, recauchutada, vacua y ciertamente tirando a tediosa.