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Voto de Strénliko:
4
Thriller. Drama Madrid, verano de 2011. Crisis económica, Movimiento 15-M y millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa conviven en un Madrid más caluroso, violento y caótico que nunca. En este contexto, los inspectores de policía Alfaro (Roberto Álamo) y Velarde (Antonio de la Torre) deben encontrar al que parece ser un asesino en serie cuanto antes y sin hacer ruido. Esta caza contrarreloj les hará darse cuenta de algo que nunca ... [+]
12 de marzo de 2020
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído un buen número de las críticas aquí publicadas y, con cierto asombro, compruebo que prácticamente todas han pasado por alto el muy deficiente sonido de la película. Empezando por cómo dan voz los actores a sus respectivos diálogos. Es que un cincuenta por ciento de lo que dicen cuesta demasiado entenderlo, porque mascullan en vez de hablar de forma intelegible; una moda instalada en el cine español desde hace años, en un afán de supuesto naturalismo que emborrona el discurrir de la historia que se narra. Como ejemplo paradigmático de esto lo tenemos en la muy sobrevalorada "La isla mínima", donde la pésima dicción hubiera sido pertinente acompañarla de subtítulos.
"Que Dios nos perdone" es otro caso, aunque no tan extremo, como el de "La isla mínima". Y la responsabilidad, desde cualquier ángulo que se analice, es del director. Por indicación suya o por dejar que los actores suelten sus diálogos como les sale de sus huevos, tal circunstancia provoca en el espectador algo parecido a una fatiga de oreja. Lamentable.
Todo esto nos hace comprender mejor el motivo de por qué el publico español aprecia mejor al cine extranjero, que gracias a un buen doblaje y a una correcta dicción hacen que no se pierda el hilo de la historia que discurre ante nuestros ojos y oídos.
Además, esta circunstancia se suma a la dificultad expresiva del papel de Antonio de la Torre. Resulta muy irreal que alguien así, en los límites del autismo, hubiese podido llegar a inspector en la Escuela de Policía. Vamos, que no y no. En dicho centro de formación hay pruebas psicotécnicas que lo habrían invalidado para esa función.
Respecto al papel de Roberto Álamo, un tipo tan irresponsable y atrabilliario, dudo mucho que le permitieran seguir llevando la placa más allá de un par de días. Irresponsable también con su propio perro, al que dejó morir de hambre y sed encerrado en el piso. Nada más que por esto último me causó una alegría interior cuando el asesino le dio matarile con un certero estacazo en el cráneo. Se lo merecía.
Strénliko
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