Ummm Marie Gillain, qué alegría para la vista, hija. Y que pena no poder disfrutarte con otros sentidos como el tacto, el olfato y el gusto. Qué pena que David Hamilton y tú no hayáis coincidido, porque seguro que el resultado estaría entre mis pelis favoritas de todos los tiempos.

La peli es de lo más intrascendente, con el único aliciente de que está basada en hechos reales. El guión es correcto y parece verídico, pero le falta un poco de acción para mi gusto. Las pelis españolas de cine kinki también están basadas en hechos reales muchas de ellas, pero sabían darle ese punto de frenesí, sin resultar increíbles. Aquí todo es más suave. Más elegante. Hasta las víctimas se comportan de lo más digno y con entereza, incluso cuando un descerebrado las tortura, cosa que no creo que ocurriese de verdad.

Lo más destacable es que puedes ver una peli de sucesos bastante realista, donde un grupo de niñatos quieren dar el golpe de su vida dándoselas de profesionales, pero que cometen errores de aficionado. Con el cine actual, donde todo es extravagantemente sobrehumano, ver una película de estas características aunque sea de hace dos décadas, es reconfortante. Aparte de eso, Marie Gillain es una perita en dulce. Sólo por verla a ella, ya merece la pena la peli.