Basada en hechos reales ocurridos 30 años antes, es decir, que ya a nadie le importaban. Y menos aún ahora, 60 años después.

Me ha recordado, y mucho, a "El club de los poetas muertos", porque va del mismo palo. Una serie de adolescentes, algunos con problemas, donde no faltan el chulito que debe redimirse y el niño de papá al que el padre no le deja respirar, que se topan un con profesor enrollado que les guía en ese tortuoso camino que es la adolescencia, donde se pasa de niño a hombre. Por suerte, Jeff Bridges no me causa las naúseas que sí me da Robin Williams.

Es una película monótona y aburrida. Quizás en los 90, donde los adolescentes no tenían tantos estímulos, esta película tuviese algún sentido. Hoy en día, desde luego, no.