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España España · Córdoba
Voto de echulin:
7
Thriller En octubre de 1983, desaparecen en Bayona los miembros de ETA Lasa y Zabala. Doce años después, sus cuerpos, torturados y enterrados en cal viva por los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), son identificados. Comienza entonces un proceso en el que el abogado de las dos familias (Unax Ugalde) y su ayudante intentarán que se haga justicia y que los asesinos se sienten en el banquillo de los acusados. (FILMAFFINITY)
28 de marzo de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo era un niño cuando ocurrieron estos hechos, y un adolescente cuando fueron juzgados. Aún no sabía lo corruptas y podridas que están todas las instituciones del estado, así que la propaganda emitida desde las altas instancias del gobierno y del capital era la única música que oía: ETA es una banda de terroristas asesinos. Y lo eran, pero no los únicos.

Como es normal, las cosas no son tan simples. Un dictador se hizo con el poder tras una guerra civil, y el País Vasco fue una de las zonas más difíciles de doblegar. Se creó una guerra de guerrillas con grupos de makis que se ocultaban en los montes, y que resultaron una dura resistencia contra el régimen.

Finalmente el territorio fue ocupado con una gran represión por parte del gobierno dictatorial, pero no por ello cesó la resistencia. El sentimiento antiespañolista y nacionalista fue ganando adeptos. La desorganización fue dando paso a la organización. La guerra de guerrillas fue dando paso a asesinatos selectivos y atentados con bomba. La organización trajo consigo la necesidad de financiación, por lo que también hubo extorsión a los empresarios vascos. El dinero, llevó al negocio.

Murió el dictador y se dio paso a la democracia (o mejor llamarlo simulacro de democracia). Se empezó a gozar de libertades que durante muchos años habían sido prohibidas. Las fuerzas del orden dejaron de ser un método de presión. Ya no había enemigo real. Pero el sentimiento nacionalista y antiespañolista se había enquistado en la cultura vasca, y la lucha continuó. También había muchas bocas comiendo del rentable negocio de la extorsión para cesar la actividad.

Así que por un lado teníamos a militares, guardia civil y altos cargos muriendo en atentados de ETA, y por otro a una agrupación criminal perseguida con patente de corso. Las fuerzas de seguridad del estado estaban por encima de la ley en la lucha contra el terrorismo. El gobierno "democrático" de Felipe González creó un grupo antiterrorista, los GAL, con licencia para matar, torturar, o lo que se considerase necesario. Atrocidades cometidas por uno y otro bando.

De eso va esta película, del caso real de dos chavales de 20 años que fueron torturados salvajemente porque el GAL pensó que tenían información valiosa, sin realmente tenerla, y que después fueron asesinados de un tiro y enterrados en cal viva para hacer desaparecer cualquier pista. Cuando una década después se encontraron los cadáveres, se empezó a tirar del hilo y salieron a flote los trapos sucios de la lucha antiterrorista.

ETA gozaba de muy mala opinión pública, porque en sus atentados solía haber víctimas inocentes, eso que ahora se llama "daños colaterales". Y cuando no los había, los mass media se encargaban de encontrarlos, como por ejemplo mostrando a una joven viuda de un guardia civil asesinado con sus hijos pequeños. En su campaña de extorsión y de terror, llegaron a poner una bomba en un centro comercial, causando centenares de víctimas, entre muertos y heridos. Otras de las aberraciones que cometieron fueron mantener secuestrado en un zulo a un funcionario de prisiones durante más de año y medio, o matar a un joven concejal a sangre fría, luego de raptarlo dos días antes y avisar que le meterían dos balas en la nuca.

La presión de la opinión pública, el cerco del estado a las fuentes de financiación, y el avance de la democracia, hicieron que la banda fuese perdiendo fuerza operativa y apoyo ciudadano. Empezaron a decretar periodos de cese de la violencia, y a encaminar sus reivindicaciones como objetivos enmarcados dentro de la política. Finalmente, anunciaron un cese total de actividad, que no la disolución de la banda.

Viene a mi memoria una pregunta que le hicieron una vez a un director de la CIA sobre la pena de muerte, en la que preguntaban si ellos no eran igual de asesinos que los reos, al aplicar la pena capital. El tipo respondió: "Sí, pero nosotros lo hacemos por un motivo: para que ellos no vuelvan a hacerlo más". Yo añadiría : "pero nosotros sí que seguiremos haciéndolo".
echulin
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