Esta crítica en realidad podría aplicarse a buena parte de la filmografía de Burton: nuestro extraño amigo tiene un talento visual indiscutible, pero la repetición de temas y atmósferas acabaran con su carrera. La novia cadáver es una historia bastante sencillita que en otras manos hubiera dado lugar a una película olvidable, pero que gracias al encanto del stop-motion, al fastuoso diseño de producción y a la habilidad de Burton para todo lo morboso-rarito se ha convertido en una especie de obra de culto. En resumen, una satisfactoria (y vacía) experiencia visual y poco más.