El cine de denuncia social es una de las tendencias que los cineastas iberoamericanos tienden a realizar con frecuencia, instigada por el marco socio-político corrupto e injusto por excelencia, prevaleciente y acentuado en muchos países, entre los que sin duda se encuentra el Perú. Poco se ha escuchado hablar con profundidad del país Inca, no obstante hay una gran similitud con México: la desigualdad, la corrupción, la tiranía al frente en silla presidencial, un ejercito a la orden de esa misma figura entre tantas otras tantas cosas.

Un cine con el tema de está película sin duda refleja valentía, no solo por aspectos de producción y presupuesto, sino por el de la censura, que precisamente se incita por lo espinoso que es para los aludidos directamente. Una película con el registro de los lamentables hechos.

La categoría que desde mi punto de vista alcanza, son por un problema de interpretación, la cual recae sobre uno de sus protagonistas, Gustavo Bueno. Jamás me transmite lo que el personaje requiere, la rudeza y frustración de un oficial apartado de tareas de estado.