Cuando conoces a una chica, te gusta y se alinean los planetas para que comencéis a salir, todo es muy bonito hasta que se pasa al siguiente nivel de la relación, cuando hay que conocer a sus padres. Nada tiene porqué salir mal, pero un cosquilleo recorre tu espalda cuando llamas a la puerta de esa desconocida casa.

Partiendo de esa base y de ser un remake de un filme que no he visto, pero al que estoy convencido de que se ha añadido un poquito, lo justo, de sal gruesa para algunos chistes, nació una de las mejores comedias de principios de siglo: ‘Los padres de él’ y que tras ‘Una terapia peligrosa’ encumbró a Robert De Niro en el género de la comedia, demostrando su maravillosa capacidad de versatilidad y adaptación.

Ese padre protector exagente de la CIA es un caramelo para un Robert que se pasa el filme con el ceño fruncido delante de Stiller, que hace suyo el personaje de Greg, un tipo normal que, todo hay que decirlo, tiene gran habilidad para meter la pata. A la escena de la piscina me refiero, por ejemplo.

Si hay que se agradece en una comedia es la sensación de que te pueda pasar a ti como espectador y, aunque en algún momento se vuelve un pelín rebuscada (sobre todo hacia el final), en todo momento tengo la sensación de que lo que sucede en pantalla es real y el pobre Greg está pasando la peor de sus pesadillas.

‘Los padres de ella’ es una película genial, sumamente divertida, que dio pie a un par de secuelas más, destacando la segunda entrega con los padres de Greg.

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