Últimamente cuando uno se anima a ver una película española, debe andarse con pies de plomo pues no se sabe muy bien qué es lo que se puede llegar a encontrar, y más si viene abanderada como una de esas “posibles comedias del año”. Si a eso le sumamos el daño que hacen los avances o tráilers, que venden un producto que no es (y esto sucede también mucho en el panorama nacional) pues podéis entender que cogiese ‘Lo dejo cuando quiera’ con mucha cautela.

Pero mira tú por donde, lo cierto es que es una comedieta simpática, entretenida, con sus pros y sus contras pero en los que sus virtudes terminan sobresaliendo más que sus defectos. Para empezar, el entregado trío protagonista, a pesar de que no se consiga exprimir del todo a Ernesto Sevilla, lo cierto es que los tres amigos funcionan, me los creo y caen bien. A partir de ahí, los chistes funcionan gracias al buen hacer de su director Carlos Therón, que no se complica en exceso. A todo esto hay que añadir que cuentas con el siempre interesante Ernesto Alterio de villano.

¿Contras? Las hay, creedme, y puede que muchas si la vuelves a ver. Imagino que dependerá de cómo conectes con el humor, en ocasiones muy gamberro, que propone la película. Sabiendo lo que vas a ver, a partir de ahí no debería de haber problema para que, al menos, salgas satisfecho. Eso sí, lo de finalizar películas de un modo decente aún está por ver. Aquí se escoge la opción menos mala, pero tampoco convence.

Y todo esto lo digo sin haber visto la película original en la que se basa, que imagino que tendrá parte de culpa de que esto funcione. Pero bueno, al menos ‘Lo dejo cuando quiera’, me ha hecho pasar un buen rato.

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