Wes Craven es un director que me da miedo, y es que el tío tiene una habilidad envidiable para rodar mierdas y obras maestras con la misma facilidad. A partes iguales, ya sabéis.
Cuando me pongo una película suya que no he visto antes, me pregunto qué me tocara, porque a veces pienso que este buen hombre no tiene término medio (o mierda, o joya), por eso ver por primera vez una de sus películas es como jugar a la ruleta rusa.

El sótano del miedo es un caso extraño dentro de la filmografía de Wes Craven, pues es una mierda y una joyita a partes iguales, teniendo tantos buenos momentos como malos.
El argumento se centra en un niño que, para conseguir dinero para curar a su madre, decide robar en la casa de una misteriosa pareja adinerada. Lo que el niño no sabe, obviamente, es que esa pareja está formada por dos psicópatas con tendencias caníbales, y que la casa está llena de trampas... y algo más.

La película se nos presenta como un film de aventuras casi infantil, de no ser por la presencia de ciertas escenas bastante perturbadoras y algo enfermizas. Esto hace que el tono de la película sea muy curioso, ya que está a medio camino entre el cine familiar y el terror con pinceladas gore. Algo así como un cruce entre La matanza de Texas y Los Goonies, así que tócate los huevos.

Aunque la película sea bastante mala, resulta entretenida y se digiere con mucha facilidad, y como he dicho antes, ese extraño tono con el que cuenta la convierte en una pieza un tanto curiosa. Y bueno, aunque El sótano del miedo esté llena de momentos reguleras tirando a malos, también los hay muy buenos. Los suficientes como para equilibrar la balanza.
En fin, que la película no está nada mal y vale la pena verla. No creo que os aburráis con ella.

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