Uno se sorprende a veces con lo que le pasa y en este ejemplo también se puedes meter ciertas películas. Cuando la vi, hace muchos años, me dejó sorprendido porque en aquel entonces sólo veía pelis de terror y de mucha sangre del sujeto del hacha de turno o ya sabes, de Freddy Krueger y me gustó cambiar a un género mucho más amable.

“Los padres de ella” (2000), quedó algo antigua, porque tiene casi veinte años y es normal oye… Pero lo que es bueno, lo sigue siendo pase el tiempo que pase, y este film del director de “Austin Power”, Jay Roach, es bueno. Robert De Niro estaba a punto de caer en su decadente última época de “todo por la pasta”, aquí todavía tenía dignidad e hizo muy bien de parodia de tipo duro. Su hija es su debilidad y ahora viene un tipo al que considera no merecedor de su amor y quiere “quitársela”. Sí que el pobre de Ben Stiller en el personaje de Gaylor Follen lo hace realmente mal para impresionar a sus suegros, pero da cierta pena hacia el final. Sobre todo porque es un tipo que parece bueno y molesta ver como le pasan cosas malas a la gente buena. Lo mejor de todo; lo mejor de todo el film, es como entre Ben Stiller, Robert De Niro y Teri Polo se ventilan la película entera. Son la clave de una cinta que se vuelve pesada hacia el final con tanto machaque al pobre inepto de Gaylor Follen. Tiene escenas geniales como el golpe al jarrón de las cenizas de la madre del suegro, la mierda salpicada sobre todos o el golpe en el ojo de la hermana de Teri Polo con el balón de volley. Su final es amable.

Todos sabemos, hasta los muy incondicionales de la cinta, que no hacía falta una segunda y menos una tercera parte. Pero bueno… Tampoco es lo peor que se ha hecho nunca. Aún recuerdo las dos entregas de los bebés parlantes de John Travolta y Kristie Allen. ¡Dios mío, eso sí que era dantesco!