Un iluminado Aronofsky va un día y se le ocurre mezclar La vida de Brian, Una noche en la ópera (concretamente la escena del camarote de los hermanos Marx), Mi gran noche y un tripi. Como esto no hay quien lo ligue pero Aronofsky es tozudo y se cree un genio, se empecina en componer una obra maestra y echa el resto a base de fichar a extras con la única finalidad de hacer bulto y acabar de desconcertar al incauto espectador.
La combinación, como no podía ser de otra manera, resulta ser un churro religioso-apocalíptico capaz de poner de los nervios al fulano más reposado.
O sea, va un día un tipo al cine a pasar la tarde con unas palomitas y a distraerse un par de horas y sale aturdido, confuso y medio colocado. Luego el pobre hombre lee las críticas y le dicen que es un necio y que no ha entendido nada.
No le pongo un 1 porque lo de Bardem de poeta con bloqueo creativo es humor del fino.