Para mí, "Agente especial" es cine negro minimalista, que consigue lo máximo con los mínimos -o más básicos- elementos de la puesta en escena cinematográfica, sobre todo gracias a la pericia de la fotografía en blanco y negro y la iluminación. Valga como ejemplo de ello la breve secuencia del asesinato de la corista que sale con el personaje de Cornel Wilde: una ráfaga de balas, una mano de mujer que cae en la oscuridad...Sólo eso nos basta para entender lo que ha pasado, el director no necesita mostrar más. Ejercicio de estilo, economía de medios, maestría, son las palabras que me vienen a la mente.

Este mundo de claroscuros, casi siempre nocturno o de interiores, encierra un curioso triángulo amoroso, el formado por Cornel Wilde, Jean Wallace (entonces casados) y Richard Conte, y una no menos curiosa pareja (¿homosexual?) de matones a sueldo, con nombres de mascotas -puesto que, en cierto modo, sólo son perros de presa-, formada por Earl Holliman y Lee Van Cleef. La "jazzística" banda sonora redondea el conjunto, elevándolo a la categoría, merecida, de película de culto, e intemporal.