Me engancha desde el momento en que retrata perfectamente a los que somos la generación perdida, los que pasamos años estudiando para nada y a los que las generaciones anteriores que sí habían conseguido fácilmente trabajo no llegaron a entender y se pensaban que nos iba mal porque éramos unos vagos (como le dice la madre a uno de los protas) o nos faltaban pelotas (como le dice la ex a otro de ellos). Encima, ahora que muchos hemos conseguido salir de una década de mala suerte, nos viene encima una pandemia, pero bueno eso será otra historia.

Tras un primer tercio dedicado a presentarnos a esos personajes con los que tanto puedo empatizar, la peli se convierte en un Breaking Bad de andar por casa. No son los únicos que lo hacen, al fin y al cabo la mitad de series de Netflix también pasan por el mismo aro y se ha demostrado que es una fórmula que gusta al público hasta que se agote por sobredosis. En este sentido, no me parece ni el mejor ni el peor producto que hace uso de ello. Y como funciona aceptablemente bien tanto la trama criminal como el tono cómico como los personajes, pues no me parece exagerado decir que es de las comedias españolas más recomendables de los últimos años. A mi, desde luego, es de las que mejor sabor de boca me ha dejado, sobre todo si la comparo con otros éxitos de taquilla de la comedia gruesa española del último año como Los Japón, Perdiendo el Este, Thi Mai, etc...

Nota: 6,5