En una época en que las sitcom Américas siempre retraban a la típica familia media Norteamericana feliz y bien avenida novios desde el instituto convertido en matrimonio feliz adulto, la hija que era un hacha en el instituto o el hijo popular y ligón “Matrimonio con hijos” apareció como un tortazo en forma de crítica en toda la jeta que se acercaba a una realidad más común.

Los Bundy son una familia desavenida, una familia que no le queda más remedio que aguantarse mutuamente, no llegan a final de mes, viven en una casa cutre el sueño Norteamericano (o de cualquier familia) hecho trizas tratado con mucha ironía y humor negro que la desmarcaba de otras series de tv políticamente correctas de su época como “Los problemas crecen”, “Cosas de Casa” o similares.

Al Bundy es un perdedor que añora sus buenos años en el instituto como jugador de futbol Americano, un tipo que la jodio el mismo día que se casó y tuvo hijos, atrapado en un trabajo de mierda aguantando a gordas en una zapatería donde su único placer es llegar a casa encender el televisor meterse la mano en la entrepierna despreciar a sus idílicos vecinos juntarse con sus colegas en “Organización nacional de hombres contra el dominio de las mujeres” y rezar por no tener que acostarse con su mujer (el macho alfa definitivo).

Peggy su mujer vive en su mundo de fantasía, es una compradora compulsiva disfruta puteando a su marido y pasa de hacer las tareas del hogar.

Kelly la hija es la hija macizorra a la que le falta unas neuronas que solo piensa en ropa y ligar con tíos con menos cerebro que ella.

Bud el hijo no es el típico chico guapo ligón y popular, él es del montón no se come una rosca y está más salido que el pico de una pala.

_A DESTACAR: Su forma de retratar la familia media América (o cualquier otra) de forma acida y corrosiva la hacen única.

_EN CONTRA: No apreciar su ironía.